El placer de escribir
César Ricardo Luque Santana
Desde hace casi tres años me decidí escribir un artículo por semana en algunos medios impresos de Nayarit, primero en el diario “El Tiempo de Nayarit” y después en “El Vocero del Norte”, semanario de Tecuala fundado y dirigido hasta su fallecimiento por mi inolvidable amigo el maestro Juan José Ley Mitre. Antes de esto último, hice mi propio blog que llamé “Hetairos” y posteriormente empecé a publicar en el sitio de Oscar González Bonilla llamado “Nayarit Altivo”. Esporádicamente mis escritos se publican en otros medios locales y aparecen en algunos portales del Internet.
Originalmente, mi interés al incursionar en el periodismo, era hacer análisis político desde una perspectiva filosófica, entendiendo por ello la problematización de determinados tópicos políticos con base en argumentos racionales y mediante referencias a pensamientos filosóficos para fundamentarlos, tratando de contribuir con ello para que mis lectores puedan formarse por sí mismos un pensamiento crítico. Sin embargo, visto en retrospectiva, mis escritos se mueven en torno a cuatro ejes fundamentales: el ya mencionado de análisis político, una crítica al modelo de educación por competencias, divulgación filosófica no sólo en términos de abordar algún tema filosófico sino también filosofando, y por último, lo que yo llamo meta-divulgación filosófica, donde he tratado acerca de los distintos esfuerzos que mediante prácticas de la filosofía no académica se han estado realizando con el fin de llevar la filosofía y el filosofar a todo el mundo.
Asimismo, me ha movido la consideración de que muchos de los que estamos en el medio de la filosofía académica solemos ser buenos lectores pero escribimos poco y/o lo hacemos para un público especializado. En este sentido, he creído importante no sólo escribir sino hacerlo para el gran público, en la idea de que mucha gente esta ávida de filosofía.
He insistido por ello entre mis alumnos de la importancia que tiene aprender a escribir para transmitir nuestras ideas, pues este ejercicio nos ayuda a saber ordenarlas mediante la construcción de argumentos, siendo ésta una de las cualidades que mejor debe de desarrollar no sólo un licenciado en filosofía sino cualquier intelectual. Me pareció también que la menor manera de convencer a mis estudiantes era predicar con el ejemplo, al mismo tiempo que la publicación de escritos míos a través de la prensa, me permitiría exhibir mis cualidades y limitaciones ante los demás más allá de los muros de una aula de clase. Esto último incrementó mis motivaciones, pues la relación entre la academia y el periodismo me pareció la pauta perfecta para promover la filosofía entre un público amplio, un asunto a veces dejado de lado por algunos colegas no obstante que existen antecedentes de algunos filósofos que se interesaron por comunicar sus ideas a los demás más allá de los recintos universitarios o de los espacios dedicados a especialistas. El periodismo en este sentido, es otra forma y otro medio valido de hacer filosofía.
Ahora bien, cabe preguntar: ¿escribe uno para sí mismo o para los demás?, esta pregunta es un tanto retórica por realmente no hay una disyuntiva o jerarquía entre ambas, sino que son dos momentos distintos aunque a veces complementarios, pues una cosa es escribir y otra publicar. En este sentido, antes de publicar o comunicar, uno trata de esclarecer para sí mismo sus propias ideas para luego exponerlas ante los demás, tratando desde luego convencerlos de que el punto de vista que uno tiene es correcto pues está sustentado en buenas razones. Si esta opinión que pretende estar fundamentada les incita a pensar (ya sea que estén de acuerdo o no con uno), y si además propicia el diálogo, tanto mejor. Por cierto, en este último caso, me parece que la mayoría de los lectores creen que para este ejercicio es necesario discrepar en algo con el autor, pero no necesariamente debe ser así porque pueden participar para complementar y enriquecer un escrito.
Leer y escribir son entonces como dijimos actividades distintas y ocasionalmente complementarios, pues como decía Borges, es más meritorio ser un buen lector que un escritor. La frase concreta de él es la siguiente: “uno llega a ser grande por lo que lee y no por lo que escribe”. Gabriel García Márquez por su parte, decía que uno puede escribir mucho pero publicar poco, pues sólo se publica lo que vale la pena dar a conocer. Pío Baroja, escritor español (de la llamada Generación del 98), decía que para ser escritor “basta con tener algo que decir, en frases propias o ajenas”. Volviendo a García Márquez, decía en una entrevista reciente que “…el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se práctica”.
En lo personal, si bien escribir semana a semana un artículo que realmente es un pequeño ensayo representa un reto personal, al mismo tiempo es para mí algo placentero porque me permite construir un argumento meditado sobre algún tópico que considero puede aportar algo a la gente, pensando siempre que escribo para lectores inteligentes. En este sentido, trato de hacer escritos pensados para hacer pensar. Si lo logro o no, son los lectores los que pueden saberlo.
Agradezco a mis lectores y a mis editores de los medios mencionados sus atenciones a mis escritos y les deseo a todos lo mejor. No sé si haga un pequeño receso durante estos días navideños, pero al menos en mi blog y en mi cuenta de Facebook, estaremos de un modo u otro en contacto. Hasta pronto.