Revista Diario

Ridícula-mente

Publicado el 16 abril 2022 por Evamric2012
RIDÍCULA-MENTE

Toas cartas de amor são
Ridículas.
Não seriam cartas de amor se não fossem
Ridículas.

Também escrevi em meu tempo cartas de amor,
Como as outras,
Ridículas.

As cartas de amor, se há amor,
Têm de ser
Ridículas(...)

Fernando Pessoa

No me he sentido ridícula al escribirte tantos y todos y tantos años. Podría sacudir el polvo de cada letra en cada carta que te escribí. Saltarme las mayúsculas tras un punto y aparte o un punto y final y encajar una minúscula en un punto y seguido. Ridícula, no, sólo que la grrr-ama-tica golpeaba mis dedos índice, y corazón, sacudiendo el teclado y sé que volverían a golpe de escritura las mismas palabras que desterré, y que tozudas, ridícula-mente regresan a lo que fui, pero que ya ni soy ni quiero, y es más, ni pretendo.

Podría obligarme a fingir, a mentir, e hipócritamente salvarnos en un verso que nadie leería, y en el que ni yo misma con una mediocre sonrisa nos salvaría en un hipotético uni-verso.

Podría, pero va y no me sale ni quiero.

El fraude de una sonrisa, el tequiero, o la amistad apuñalada, va y es que ya no los quiero.

La sonrisa falsa, suena a la de una onomatopeya que pertenece a un circo en el que, intuyo, se colgó el mejor mago del Uni-verso, el acróbata, la funambulista, y el coro de bestias domesticadas para el unánime aplauso de un público mudo que ya sólo acude donde le han dado una entrada pusilánime, hija de su mirada apocada y conjugada a un pasado pretérito e imperfecto, en terceras personas dependientes de un YO.

Podría volver a ser quien fui, pero me niego.Si algo aprendí es que la dignidad y el orgullo, para poco o nada sirven si no se conjugan sin primeras personas del singular o del plural.Y podría hasta dejarme la piel en lo que escribo… como hasta hoy hice, pero ya ni quiero, ni me apetece.


Yacen los recuerdos profanos y prófugos bajo la piedra incólume de la Memoria, allí, donde los recuerdos, vetustos y obtusos, nos alcanzan por si no llegamos.

Por eso, cada carta de amor que te escribí, fue ridícula, tanto, como lo soy yo, aunque ya ni sea quien fui ni sea quien soy, eso sí, ridícula, lo sigo siendo al leerme, eterna-mente, contigo, y/o sin ti.

De cuando te/nos pienso...



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