Rima y Fabio
Rima abandona la habitación cansada de la conversación con sus amigas que siguen tiradas en el sofá bebiendo a morro de una litrona. Lleva una pequeña bata de leopardo que no alcanza casi a cubrir sus turgentes senos, unos altos tacones rojos y la cabeza llena de rulos fucsia que le hacen parecer un ama de casa moderna, típica de extrarradio. En su nariz todavía se pueden ver las señales de la noche, cocaína y sangre seca, de fondo, la repetición de Sálvame a todo volumen en la tele, le cuesta vocalizar y nadie la escucha, pero muy digna dice:-Ahora sí, me voy a bañar y a preparar la salsa para unas albóndigas.Al entrar en la ducha se da cuenta que hay un travesti meando, lo ignora y del armarito que guarda todos los antidepresivos conocidos y por conocer saca un cigarro que el travesti se lo enciende sin dejar de mear.Cuando abre la cortina de la bañera se encuentra a Fabio tirado con las narices llenas de sangre y el sexo todavía erecto de jugar con el travesti, que aún con las bragas amarillas por las rodillas no para de mear. Rima indiferente a la escena apura el cigarro de tres largas caladas y saca el bote de Prozac del armario tomándose tres pastillas de golpe, y con un: -¡Bah! Maricones, abandona el baño y se dirige a la cocina. Pensativa, triste, bien colocada.
- Déjese de estupideces vieja bruja y cuide de Fabio mientras arranco el coche. Rima deja el cuerpo de su amigo tirado en la puerta haciendo masa para que no se cierre.
Rigoberta no hace más que llevarse las manos a la cabeza sin parar de quejarse: -Normal que pasen estas cosas, si es un desviado, en este edificio están todos desviados. Si Franco levantara la cabeza...-Rima: Pues si Franco levantara la cabeza usted y las cuatro putas que tiene guardadas en el sótano estarías en la cárcel, es que no se puede ser más hipócrita, será hija puta la tía, y sujéteme a Fabio, no ves que está desnucado con la acera, y póngale algo en esa nariz que se nos va a desangrar. Rigoberta entra en la portería y sin saber que coger se dirige al armario del baño, allí encuentra unos tampax de sus chicas, coge uno y mientras vuelve donde Fabio se encuentra tirado, le quita el envoltorio y una vez junto a él se lo introduce a presión en la nariz. Ayuda a Rima a meterlo en el coche y sin saber porqué, se monta en el coche en el asiento del copiloto. Rima conduce frenética por las calles de Madrid, atravesando la Castellana empieza a decirle a Rigoberta que saque algo por la ventanilla, como no encuentra nada, se quita las bragas y las zarandea como si fuesen una bandera blanca. A medio camino del hospital Rigoberta se fija que a Rima con el ajetreo se le ha subido el vestido y no lleva bragas, el calor se apodera de su cuerpo y le es difícil disimular la situación, siempre estuvo enamorada de ella, por eso la ayuda, aunque su deseo es que Fabio muera en la parte de atrás de ese coche. Disimulando se introduce la mano entre la falda y se comienza a masturbar mirando de reojo los muslos desnudos de Rima.Con los zarandeos del coche, el cuerpo de Fabio va deslizándose hacia abajo y su cabeza acaba apoyada en el suelo del auto entre el asiento de Rima y de Rigoberta.
- Me cago en todos tus putos muertos, facha de mierda - Grita Rima a un Opel corsa con la banderita de España que no la deja pasar en un semáforo - no deja de pitar el claxon en ningún momento mientras la portera va dejando de disimular y empieza a gemir, no puede refrenar el deseo y deja de masturbarse para deslizar la mano sobre el muslo de Rima buscando su coño, seguro que está tan jugoso como siempre se lo ha imaginado.
La conductora que está más pendiente del tráfico que de otra cosa no se da cuenta de la situación hasta que ya la ha metido el dedo hasta el fondo.
- Mírala que guarrilla la portera, por eso andaba siempre subiendo a quejarse de todo a casa, como que quería comérmelo todo... haberlo dicho, que por unos eurillos yo le dejo que me haga lo que quiera. Pero ahora déjese de seducciones y tocamientos que tenemos que llegar al hospital vivas. Mire a Fabio como va, hágame el favor de darse la vuelta y colocarle en su sitio.A pesar de lo dicho por Rima, Rigoberta sigue masturbándose a sí misma y a una Rima más que receptiva, se deja llevar, entre el movimiento experto de la mano de su portera y que comienza a hacerle efecto las pastillas que tomó antes de salir de casa, se relaja y olvida que está conduciendo. Se retuercen en el asiento, gimen de placer mientras al estirar el cuerpo aprieta más el acelerador. No lo ven venir, están extasiadas, justo cuando las dos se corren a la vez el coche se empotra contra un puesto de churros ambulante. Rima y Rigoberta quedan incrustadas en la luna delantera, llenas de sangre pero con el placer escribiendo su sonrisa. Todo es silencio hasta que la puerta de atrás del coche se abre, todos los presentes se quedan perplejos al ver bajar a Fabio con el tanga de lentejuelas en las rodilla, cubierto de sangre y la mirada perdida. Hace por recomponerse y alza la cabeza, intentando enfocar algo, intentando comprender. Lo primero que mira es el coche y se asoma por la ventanilla del conductor, ve a las dos mujeres desangrándose con sus cuerpos atravesados por los miles de cristales, alarga el brazo, coge el paquete de Marlboro de la guantera y coloca un cigarro entre sus dedos, se acerca a una mujer que no da crédito y con toda la dignidad posible dice: -Bonita, ¿no tendrás fuego por ahí?