Siempre merecemos saber cómo se siente lo que hacemos.
Ojalá, vos no sientas nada; ojalá, el viento se haya llevado todo
sin dejar rastros, rostros, ni cicatrices.
Lo digo porque te imagino desgraciada, lacrimosa en tu soledad;
estática en tu condena, aferrada al vacío de la almohada,
al perfume persistente del recuerdo.
Ojalá, alguien te quiera mejor... ojalá hubiera sido yo.
Debiste haberme visto como espiritu, o energía que circunda;
en el último de los casos, como humano.
Antes de verme mujer, antes de verme medio homosexual;
debiste verme a mi, que no me parezco a nada de lo que conoces,
y que, me quedé acá, queriendote,
donde nadie sabe cómo sos, en donde a nadie le contas.
Te quise en tus injurias pero mas en tus sonrisas
y en tu voz de noche muerta; te quise en la sombra de tu pelo
y también en tu desprecio.