En estos tiempos tan vertiginosos, y a veces, muchas veces, tan intransigentes, todo aquel con la sensibilidad un poco acentuada está en grave riesgo, al igual que todo aquel que sea mínimamente romántico, si es que las dos cosas no están relacionadas de algún modo.
El que se un poco romántico se encuentra en severo peligro, porque quien lo es, no lo es sólo para cuestiones amorosas, si no en todos o casi todos los aspectos de la vida en general. Arte, política, sociedad, etc...
Todo soplo de romanticismo e idealismo puede quedar congelado en el aire por el omnipresente pragmatismo que inunda el mundo, y puede acabar siendo arrojado fuera de la sociedad de la que hasta el momento formaba parte. Excluído, criminalizado y vilipendiado, un forajido, un prototerrorista, un revolucionario, o un gilipollas, que tiene y difunde ideas peligrosas, ideas que no se corresponden ni concuerdan con las de la gente que tiene la sartén por el mango, ni de todos aquellos que los jalean. En este siglo XXI, en plena era digital, lo romántico, el poner corazón a las cosas, es mirado con sospecha, y hasta con inquina, hasta el punto de ser calificado de antiguo y trasnochado aquel que enarbole tal estandarte, a menudo lloviéndole hostias sin saber de donde le vienen.
Moderna y técnicamente avanzada, pero cutre sociedad, en la que no hay valores que valgan si no son los que marcan las modas y el marketing, no hay idealismos románticos que valgan aunque sean beneficiosos y no contradigan la lógica, pero no, no les vale eso, ni lo que uno albergue en su interior, sólo vale ser guapete, tirar los escrúpulos en la papelera más cercana, y exhibir un título de algo, lo que sea, aunque su portador tenga el mismo criterio y cultura que un ladrillo usado. Todo lo demás es acallado, arrinconado y arrojado por un barranco si hiciera falta por el resto de la sociedad. Los románticos se acaban, desafortunadamente, están siendo abocados a un extinción forzada, y con ellos es posible que se vaya la posibilidad de hacer una sociedad más humana, sustituyéndose por una humanidad en proceso de robotización.