Rosa de sanatorio

La verdad es que en el dichoso Twitter las relaciones son evanescentes, que hubiera sido un adjetivo que a él le hubiese encantado.  Hay periodos de diálogo insistente, de interacción, de comunicación con determinadas personas y que, nadie sabe cómo o por qué, se van diluyendo como un azucarillo. De pronto, con personas con las que hasta hace poco mantenías una relación cordial y unas conversaciones jugosas, ahora intercambias un tweet a la semana. Sin motivo. Pero nunca piensas que sea por nada grave.

Daniel Zarzuelo @simplicuss dejó de twittear en noviembre. Sus últimas apariciones fueron ciertamente escalofriantes; alarmantes,  pero conociéndolo… El caso es que no me preocupé. Hubo quien removió Roma con Santiago durante estas semanas por saber de él, pero yo no. Conociéndole… Alguien me afeo el que no me sintiese preocupado de Dani, pero conociéndolo…

Ayer me dijeron que Dani había muerto…

Hablábamos de subversiones, de Rosa de sanatorio, de palabras esdrújulas, de trajes negros, de pellejos de vino, de escarchas peludas, de sangre en las venas, de pellizcos de monjas, de odaliscas, de eunucos, de Galeano, de rimas asonantes, de mañanas frías, de guillotinas, de cabrones, de cobardes, de esperanza, de boinas, de lechazos, de sombras negras, de pueblos, de ciudades, de cine en blanco y negro, de alemanes malditos, de franceses malditos, de españoles malditos, de elefantes, de cacharrerías, de compasión, de Tom Waits, de Gorecki, de Radio 3, de noches largas, de gatos siameses, de piedad…

Estuvo en Tomelloso y lo llenó todo con su presencia, cualquier intersticio de las almas de los que asistimos lo ocupo Daniel. Se reía de todo, especialmente de él. El tipo, a pesar de no ser muy grande, daba abrazos como castillos, de esos que te envuelven entero. Reconfortantes.

Descansa en paz amigo mío y no seas excesivamente duro conmigo.