¡Hola a todos/as! ¿Qué tal septiembre? Me encanta este mes, creo que marca el cierre de una etapa y el inicio de otra. Siempre he considerado que año nuevo se enmarca mejor en esta época que en enero. En enero todo continúa, en septiembre todo cambia.
Este septiembre para mí está significando más un alargue del verano que el inicio de una nueva etapa, la cual vendrá en octubre. Durante ese mes volveré a Barcelona a trabajar como docente y, mientras tanto, sigo en el bar en el que llevo trabajando desde hace un par de años. Además, sigo con las presentaciones de mi novela, La chica de las mariposas. La de mi pueblo fue genial, nunca me he sentido más arropado por lo míos e incluso gente con la que no había hablado en la vida me felicitó. He tenido la inmensa suerte de presentar en Madrid, cosa que no hubiera imaginado nunca, este sábado toca en Alicante y pronto, tal vez, tocarán Barcelona y Valencia. No sé qué más puedo pedir.
Pero bueno, no he venido hoy a hablar de mi libro, eso lo hago aquí, hoy os traigo una nueva canción, un tema que llevo escuchando desde hace años, pero del cual me decido a hablar ahora. Hoy os traigo una canción que es melancolía y recuerdos, tristeza, de esas de cerrar los ojos y pensar en qué sucedería si algún día olvidaras la historia de tu vida. Hoy vengo con una inmensidad llamada Rosa y Manuel, de Andrés Suárez.
Descubrí a Andrés cuando en los relacionados de Youtube me salió una de las canciones de la serie “Canciones que no debí componer“, algunos temas que el artista dejó solamente en esta plataforma. Recuerdo que a mí no me gustaba especialmente la música de autor. Había intentado escuchar sin mucho éxito a otros cantautores como Ismael Serrano o Sabina y, realmente, no me decían nada. Pero noté en Andrés algo distinto, era dulce y tenía una enorme fuerza a la vez, parecía que me cantaba a mí, que directamente hablaba de mí, que sentía sus canciones de verdad.
Rosa y Manuel habla de una de las enfermedades más aterradoras que creo que existen: el alzhéimer. Y es que, ¿puede haber algo peor que olvidar todo aquello que has amado, ir a esos lugares que cuentan tu historia y no reconocerlos, mirar los rostros de aquellas personas por las que diste la vida y no saber quién son, amar a alguien y no saber por qué? Me parece lo más horrible y triste que puede pasar en el mundo. Ya lo dice Andrés justo antes de arrancar a cantar: “va más allá de la propia muerte”. Ya lo creo. Cuando mueres se acaba todo, cuando olvidas, simplemente, no entiendes nada, mueres por dentro y solo quedan los restos de lo que un día fuiste.
El mismo Andrés cuenta la raíz de esta canción. Rosa y Manuel son, en realidad, Soledad y Mundo, los abuelos del propio artista. Cuenta Andrés que cuando Mundo murió, cuando se fue “a recordarlo todo”, Soledad se encontró un papel en su habitación con una sola línea escrita: “recuerda, tú que puedes”. Y joder, me parece que esa frase resume todo: la enfermedad, el amor, lo que debería ser. Recuerda, tú que puedes, recuerda nuestra historia para que no quede en el olvido, recuerda tan fuerte lo que fuimos para que, de alguna manera, los recuerdos sigan en mí, recuerda por mí todo cuanto yo no puedo recordar.
La canción no es solo bonita por la historia que cuenta. El tema comienza con un tarareo que parece, más bien, una canción de cuna que evoca nuestros propios recuerdos, todas aquellas historias que no querríamos olvidar, que nos hace cerrar los ojos y empezar a caminar de su mano. Luego canta a susurros, aún solo acompañado de su guitarra, con la que nos sitúa en el escenario de la historia, con la que ya sabemos que Manuel se ha hecho pequeño, que ya no recuerda, que ya no depende solo de él, que ya no es el rey de ese palacio. Y lo siente.
En ese cerrar de ojos vemos a Rosa recoger ese papel, leerlo y apretarlo contra el pecho, ese “recuerda, tú que puedes” que dice todo. Y joder, ¿qué haríamos nosotros?
Pues lo que hace Rosa cuando aparecen cuerdas y piano en escena y la canción empieza a hacerse enorme: enseñarle las fotos que cuentan su historia, hablarle de ellos dos, cuidarlo como le enseñó su corazón, a pesar de que él no responda, a pesar de que no sepa quién es, arreglarse como si tuviesen 15 años y fueran a tener su primera cita.
Recordarlo todo por los dos.
La canción sigue haciéndose grande gracias a la suavidad de Andrés al cantar, gracias a la fuerza que siguen dando cuerdas y piano. Seguimos con los ojos cerrados cuando habla Manuel y dice que el dolor desaparecerá cuando él se marche a recordarlo todo, que entonces será cuando, por fin, será él quien cuente su historia. Que le pedirá perdón por todo aquello que ha olvidado. ¿Os lo imagináis? Darse cuenta de que los recuerdos se desvanecen, que lo intentas con todas tus fuerzas y no eres capaz. Que tú mismo/a te vas desvaneciendo con ellos porque se llevan parte de ti.
No sé quién lo pasa peor: si la persona que olvida o la persona olvidada.
Y por último, el apoteósico final. Ese tarareo de cuna que vuelve para calmarnos y con el que parece que flotamos y esa subida al cielo con la que es imposible no estremecerse y temblar, ese adiós final que, más bien, es un hasta luego porque Rosa y Manuel algún día se reencontrarán y podrán recordarlo todo.
Andrés Suárez tiene canciones maravillosas, este Rosa y Manuel es solo una de ellas. Yo me quedaría con Benijo, de la cuál tenéis aquí el análisis y que, creo, es mi canción favorita de siempre. Pero también os recomendaría una y mil veces temas como Tengo 26, Más de un 36, Piedras y charcos o Hay algo más. Aunque debo decir que, últimamente, la música de Andrés me está decepcionando, suena a tópico pero creo que ha dado un giro mucho más pop y comercial y que sus canciones han perdido la fuerza y magia que tenían al intentar agradar a todo el mundo. Es una simple opinión, supongo que los artistas deben evolucionar y no quedarse anclados en lo de siempre, pero yo me quedo con el Andrés de Moraima y discos anteriores.
Tuve la suerte de que fue en esa época cuando vi a Andrés en concierto en Almería, fue una noche súper íntima y en la que el músico estuvo en permanente interacción con el público y cantó con todas sus ganas y fuerza, así que solo con eso ya me dejó eternamente feliz.
Y nada, aquí lo dejo, espero que terminéis este septiembre de manera genial, que los cambios que os haya traido estén siendo para bien y, si no, que poco a poco vayáis recuperando el rumbo perdido.
¡A seguir escuchando mucha y buena música!
Andrés Suarez (Ferrol, 16 de abril de 1983) es un cantautor español.
A los catorce años monta su primer grupo en su ciudad natal, Ferrol (Galicia, España). Desde entonces pasa por distintos grupos de pop y rock hasta viajar a Santiago de Compostela. Allí se hace cantautor, actúa por los locales de la zona vieja y graba su primer disco, De ida, con una distribución de casi tres mil copias y que le lleva de gira por todo el país.
Se marcha a vivir a la capital de España y de la Comunidad de Madrid, Madrid ese mismo año y, en el Café Libertad 8, conoce a Tontxu, famoso cantautor español. Éste decide estrenarse como productor musical con el nuevo disco de Andrés, Maneras de romper una ola, que le lleva un par de años. Finalmente sale en el año 2008. Con este trabajo consigue vender, sin apenas promoción, casi cinco mil copias, además de recorrer buena parte de las salas de conciertos de toda España dando conciertos y recitales.
El día 4 de octubre de 2011 comienza la promoción de su tercer disco, Cuando vuelva la marea, cuyo primer single se titula Lo malo está en el aire.
El 16 de Abril de 2013 se publicó el nuevo álbum, llamado Moraima el cual hace referencia a un nombre de mujer, el mismo Suárez afirma que “La música es mujer”
El 2 de junio de 2015 se puso a la venta su álbum Mi pequeña historia, alegando que se había “quedado vacío” en cuanto a sus sentimientos, ya que habían sido publicados en este disco.
El día 26 de mayo de 2017 publica su séptimo álbum llamado Desde una ventana.
El día 5 de octubre de 2017 publica su primer libro titulado Más allá de mis canciones.
El día 31 de agosto de 2018 publica mediante distribución digital una versión de su canción Tal vez te acuerdes de mí (incluída en Desde una ventana) junto con Nina, de Morgan.
Vía Wikipedia
Tu nombre es una planta que hay delante del portal aún lo recuerdo / El nombre de la calle se parece al del mantel pero al revés / La playa que hay a un lado debería contar algo / que hicimos de jóvenes / Te veo tan bien / Supongo me miras extraño por no hacer de rey de este palacio / no conocer el reino pues ayer tuvieron que irme a recoger / a una casa arruinada creo que vio nacer a alguien y hoy te juro no sé quien es / A veces alguien llora mientras duermo / y Rosa aprieta el pecho contra el tallo / y Rosa se marchita en un papel / que se encontró limpiando entre caricias y recuerdo que firma bajo Manuel:
“Recuerda tu que puedes” / “Recuerda tú que puedes”
Y ella le enseña las fotografías / y él le pregunta ¿este niño quién es? / Y si Manuel se nubla ella lo abriga y hasta olvida que ayer le enseño a comer / Y el niño de la foto ya ni asoma / cansado que vivir no es responder / Y rosa que aún se arregla cada tarde le asegura mañana sabrás volver / al hogar que hicimos juntos media vida y en el sueño habla Manuel:
Amor se te olvide la pena / cuando un día me duerma / y se acabe el dolor / y te hablaré de todo / No olvidare los pasos / bailando en el salón / te pediré perdón por olvidarme / de nuestra fecha amor / Y me vestiré solo / Y correré hasta el parque / donde un niño en la tarde conmigo se enfadó / por no devolver el beso, el abrazo / que llorando me dio
Amor / y cuidarás los rosales / que planté antes del viaje / les cantaras por mi cualquier canción / Amor / y volveré cualquier tarde / para conmigo llevarte / y no recordarte tanto
corazón / adiós