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Rufián y la/su naturaleza

Publicado el 03 agosto 2010 por Rufianynacho

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   Libertad y felicidad unas nociones muy ambiguas, unos conceptos un tanto extraños. Algunas veces  parecen las cosas más sencillas y simples del mundo, otras, tan complejas como inalcanzables. Quién sabe. Para Rufián son algo tan natural como la propia naturaleza, puro instinto.

  Ya os hablé hace un tiempo de esa enfermedad tan curiosa que padece, el Síndrome Batman, que le hace desaparecer cuando comienzan las sombras… Ahora ya sé que padece alguna más: el Síndrome del Preparador Físico de Conejos, el Síndrome Charco, el Síndrome Esquivo… Vamos, en general, unos cuantos síndromes. Aunque quizás todos se resuman en  dos: el Síndrome Libertad y el Síndrome Felicidad.

   Hace unos meses Rufián comprobó que junto a su nuevo hogar hay un montón de conejos y, desde que lo supo, decidió que, siempre que los presintiera u oliera levemente, debía salir en su búsqueda y prepararlos físicamente para no sé qué campeonatos. En esos momentos, Rufián pierde parte del sentido del oído y su cerebro se comprime en esta única misión. Corre tras ellos entre matorrales y espinos, se para, busca de nuevo su rastro, salta, se da la vuelta y corre de nuevo y si, en esos momentos, le parece oír mi voz o me ve cerca, corre con más ahínco para mostrarme su dedicación y profesionalidad.

   En ocasiones, cuando vuelve exhausto del trabajo, con semillas, ramitas y pinchos entre los mechones de pelo, se refresca en el primer charco, río, canal o estanque que ve y viene a mí, como de haber cumplido una misión, agitando fuertemente el rabo,  con la lengua fuera y su pelo sedoso y de un brillo metálico un poco menos sedoso y nada brillante. También oliendo un poco a rayos, para qué vamos a engañarnos.

   Mis conocidos y familiares me aconsejan reprenderlo severamente, darle un azote de castigo, no soltarle… Pero la verdad es que no me veo capaz ni sé si tendría sentido. ¿Por qué? Porque Rufián tuvo una vida no muy fácil hasta que nos encontramos. ¿Por qué? Porque Rufián es un perro. ¿Por qué? Porque Rufián es muy joven. ¿Por qué? Porque Rufián siempre vuelve ¿Por qué? Porque Rufián regresa con una insuperable y envidiable  expresión de alegría en la cara y no quiero ser yo él que se la borre. No sé, tal vez sea un sentimental.

   Así que, cuando Rufián vuelve de la/su naturaleza, lo reprendo levemente y sin ninguna convicción, le doy un baño, lo seco y lo miro con envidia mientras come hambriento por las energías gastadas o duerme a mis pies con la satisfacción del trabajo bien hecho. A veces la felicidad es una cosa tan simple y sencilla…

   Y sí, quién soy yo para robarle la felicidad y la libertad a Rufián. Yo sé lo que es no ser  feliz y he comenzado a recuperar mi felicidad con Rufián, gracias a Rufián. Rufián sabe lo que es no ser feliz y tal vez ha recuperado la felicidad conmigo. Y, de una manera no dicha, de una forma invisible, como una buena pareja, hemos firmado un pacto sin tinta: ceder un poco de nuestra libertad para ser felices, ser felices para conseguir la verdadera libertad.

   Así que espero a Rufián cuando su sangre de setter le dice que debe perseguir conejos, o me vuelvo a casa con el viejo Argos para volver al rato y encontrármelo buscándome, con la lengua fuera; hasta que me ve y viene a mí, tal vez un poco húmedo, quizás un poco sucio, puede que oliendo un tanto a rayos, pero agitando fuertemente el rabo y  demostrándome lo que son la felicidad y la libertad bien entendidas. 

   Yo creo que todo esto es positivo, ¿no?

   Ahora ya sólo nos queda recorrer Europa en un Ds3 para ser un poco más libres y felices. Y creo que el Pack My Way Confort nos ayudará a perdernos un poco menos y encontrarlo todo un poco antes… ¿No pensáis lo mismo?


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