Fotografías de la Diada en Impar3en1.
Ayer fue un gran día
para los libros, para los escritores y para los lectores. Por muchas
mercès y muchas cursas del corte inglés, en Barcelona el mejor día
del año para pasear con una rosa entre las manos y dejar las palabras volando es el día de Sant
Jordi. No quiero dar envidia a nadie pero me despertaron de la mejor
manera que podían hacerlo: con una ROSA, UN BESO DE BUENOS DÍAS y
un ZUMO DE NARANJA EN LA CAMA.
Al levantarme arreglé la
casa y salí a la calle ilusionada. Un día especial para los
amantes, también de la literatura. Últimamente solo salgo a la
calle para ir a trabajar y demás quehaceres diarios y en manifestaciones y vagas generales. Me apetecía vivir Barcelona con más alegría. Desayuné en la
fábrica Moritz, que había hecho una convocatoria online para los
escritores, y entré con nuestros versos ilustrados y me invitaron a
una caña, una flauta y el capuccino de la foto. Leí la prensa con calma, como hacía tiempo
que no hacía, y encontré cosas interesantes. Estaba abierta.
Después paseé por Tallers que estaba bastante silencioso. La Pelu y Castelló
sacaron una paradita con algunos de los libros que he comentado en la sección del quién es quién de la inercia: músicos
que juegan a ser escritores o palabras que suenan a canciones. ¿Sabéis cuál fue el
primer músico que encontré por la calle? Un viejo amigo de las
ramblas y portal de l’Àngel que va con el traje del barça y con
una trompeta toca como puede el himno del barça, mientras la gente
se hace fotos y vídeos con él.
Husmeé la Rambla y me
entró alergia. Alergia del manto ocre que desprenden los
plataneros de sombra que cubren las avenidas que quieren hacer patrimonio de la humanidad. Alergia
de ver tantos bestsellers sin nombre, alergia de ver los mismos escritores de
siempre firmando sin mirar a sus lectores, alergia también de ver
que junto a las paradas de las librerías había las de los
partidos políticos de turno. Crucé sin mirar y me encontré en
Canuda. Entré al Ateneu y paseé por la biblioteca para recuperar
las palabras perdidas entre tanto tumulto. Escuché voces que venían del jardín, me acerqué;
hacían una lectura a muchas voces de la novela de Eduard Márquez
“L’últim dia abans de demà”, que ayer no conocía. Leí unas páginas y dejé volar las palabras de otro en un
auditorio de señoras y señores de tercera edad, o de cuarta.
1010 ways to buy a book without money
Por facebook me había
enterado de una convocatoria interesante que se trata de 1010 ways to buy a book. Se trataba de intercambiar sin gastar dinero porque todo libro tenía un precio diferente. Entre los ejemplares encontré la rareza
que buscaba sin saberlo, “la historia de los anuncios por
palabras” y lo Intercambié por nuestro libro-cd de versos
ilustrados y musitados "Poseía Poesía". Interesante
propuesta de Carlitos y Patricia que genera conversaciones
interesantes alrededor de los libros y no potencia colas
kilométricas de gente que no se mira y solamente comparte el interés de
coleccionar firmas de gente que escribe sus memorias sin mirada.
En la plaça del pi
encontré un cartel que me invitaba a pasarse por la plaça felip
neri para escuchar los sonidos de hoy, ya que los de ayer fueron
bombardeos a niños a la salida de una escuela y no me gustan mucho.
Cuando llegué me encontré la hora del patio, niños jugando a ser
soldados. Había dragones y flores dibujados en las paredes con las
manchas imborrables de la guerra civil española pero no encontré
nada de idílico en aquel lugar a las 12 del mediodía. Seguí
caminando, mi destino era el final de las ramblas por las calles colindantes. Las
atravesé rápidamente con una enorme sensación de alergia, yo que
no soy alérgica, y encontré el oasis en ArtSantaMónica. Los stands
de Arts Libris era un buen sitio para conversar sobre libros y sonoridades.
De fanzines y libros objetos, de obras de arte y grabados, de piezas
únicas y aplicaciones literarias para ipads. Un impresor mexicano me
habló de una tipografía nacional parecida a la garamond que fue
primero que la americana, un artista francés me enseñó su
versión de las iluminaciones de Rimbaud, un libro totalmente tintado de negro
en el que únicamente había manchas espejismos de papel que eran lo que el poeta francés llamó
Les iluminations en 1886. Conocí a las editoras de Atem Books y nos interesamos mútuamente por el trabajo de ambos colectivos. Y la última parada antes de volver a casa sobre las 19h fue en la galería MUTT del carrer comerç en la que
estaban todos los títulos de Blackie Libros. Ambientazo de final de fiesta. Arreveure i fins l'any que vé.
Postal #01 by Impar3en1
PD: He hecho una crónica de mi viaje paralelo el día de St. Jordi en el programa de radio La inercia, cuando tengamos el podcast del programa lo colgaré aquí.