Husmeé la Rambla y me entró alergia. Alergia del manto ocre que desprenden los plataneros de sombra que cubren las avenidas que quieren hacer patrimonio de la humanidad. Alergia de ver tantos bestsellers sin nombre, alergia de ver los mismos escritores de siempre firmando sin mirar a sus lectores, alergia también de ver que junto a las paradas de las librerías había las de los partidos políticos de turno. Crucé sin mirar y me encontré en Canuda. Entré al Ateneu y paseé por la biblioteca para recuperar las palabras perdidas entre tanto tumulto. Escuché voces que venían del jardín, me acerqué; hacían una lectura a muchas voces de la novela de Eduard Márquez “L’últim dia abans de demà”, que ayer no conocía. Leí unas páginas y dejé volar las palabras de otro en un auditorio de señoras y señores de tercera edad, o de cuarta.
PD: He hecho una crónica de mi viaje paralelo el día de St. Jordi en el programa de radio La inercia, cuando tengamos el podcast del programa lo colgaré aquí.