Decidieron que mejor los tapara el agua.
Cuando el agua alcanzó el cuello de los gobernantes, empezó a despegárseles una segunda cara que ocultaba otra real, con la cual habían nacido. Sabían que una vez que se descubriera la verdadera ya no habría posibilidad de pegarse la segunda nunca más.
Decidieron que mejor los tapara el agua.
Decidieron que mejor los tapara el agua.