Sabores de la Tierra Media

Publicado el 22 enero 2010 por Saerwen

Plato del día: Pastel de Hobbits a la Troll
Ingredientes:
  • un puñado de hobbits
  • masa
  • condimentos a gusto
  • perejil para decorar
Preparación:
Espérese sigilosamente, que unos hobbits se acerquen con la intención de robar alguna pertenencia de los trolls, y atrápelos tratando de no hacerlos luchar demasiado, ya que eso endurece la carne. Una vez que ha capturado una buena cantidad de ejemplares, proceda a la limpieza y desinfección de los mismos. No olvide quemar todo vestigio de pelo, que dará sabor amargo al pastel, en caso de permanecer en el cuerpo de la criatura. Deshuese cuidadosamente cada hobbit, y sumérjalo en salsa de maíz, con condimentos a gusto, para que se impregne. Luego de media hora de remojo, proceda a rellenar la masa, que antes habrá estirado en una tartera enmantecada. Llene sólo hasta los 2/3 con la preparación, porque los hobbits tienden a hincharse en el fuego. Cocine en horno moderado durante media hora, y... ¡a saborearlo!
-¡Maldizón, Berto, mira lo que he cazado!
-¿Qué es? -dijeron los otros acercándose.
-¡Que un rayo me parta si lo sé! Tú ¿qué eres?
-Bilbo Bolsón, un saque..., un hobbit -dijo el pobre Bilbo temblando de pies a cabeza, y preguntándose cómo podría gritar como una lechuza antes que lo degollasen.
-¿Un saquehobbit? -dijeron los otros un poco alarmados. Los trolls son cortos de entendimiento, y bastante suspicaces con cualquier cosa que les parezca una novedad.
-De todos modos, ¿qué tiene que hacer un saquehobbit en mis bolsillos? -dijo Guille.
-Y ¿podremos cocinarlo? -dijo Tom.
-Se puede intentar -propuso Berto blandiendo un asador.
-No alcanzaría más que para un bocado -dijo Guille, que había cenado bien-, una vez que le saquemos la piel y los huesos.
-Quizá haya otros como él alrededor y podamos hacer un pastel -dijo Berto-. Eh, tú, ¿hay otros ladronzuelos por estos bosques, pequeño conejo asqueroso? -dijo mirando las extremidades peludas del hobbit; y tomándolo por los dedos de los pies lo levantó y sacudió.
-Sí, muchos -dijo Bilbo antes de darse cuenta de que traicionaba a sus compañeros-. No, nadie, ni uno -dijo inmediatamente después.
-¿Qué quieres decir? -preguntó Berto, levantándolo en vilo, esta vez por el pelo.
-Lo que digo -respondió Bilbo jadeando-. Y por favor, ¡no me cocinen, amables señores! Yo mismo cocino bien, y soy mejor cocinero que cocinado, sí entienden lo que quiero decir. Les prepararé un hermoso desayuno, un desayuno perfecto si no me comen en la cena.
-Pobrecito bribón -dijo Guille. Había comido ya hasta hartarse, y también había bebido mucha cerveza-. Pobrecito bribón. ¡Dejadlo ir!
El Hobbit. Carnero asado.