Los rumores en la prensa corren como reguero de pólvora: lo catalanes cuentan con una máquina para aprender idiomas. ¿Causará el artilugio una guerra intestina, donde sólo las autonomías de primera dominarán todos los idiomas, desde el bable al silbo canario? ¿Depende la paz de la España inexistente de la investigación del caso de los muertos rientes, a cargo del honorable Sakamura y el cabo Corrales?
Autor: Pablo Tusset
Aunque la prensa de mayor tirada nacional no lo recogiera en sus páginas, el sensacionalista El Globo llevaba el titular: "Tres extrangeros mueren misteriosamente en Cataluña". Y el subtítulo resultaba aún más inquietante: "¿Casualidad o relación oculta?: según testigos presenciales, al menos dos de los tres cadáveres aparecieron en la pequeña localidad costera de Calabella con un horripilante rictus en el rostro"...
El escándalo está servido en bandeja de plata y el nerviosismo empieza a hacer estragos en la Generalitat, máxime cuando se confirma que la Interpol ha enviado a uno de sus mejores hombres, el venerable inspector japonés Sakamura, para resolver el extraño caso de los muertos rientes. Para el compañero de investigación del honorable nipón, el cabo Rafael Corrales, guardia civil oriundo de Carabanchel, el caso no puede ser más claro: fijo que los tres guiris muertos fueron víctimas de unas picaduras de medusa, lo que habitualmente se conoce como into'sicación de to'sina. No obstante, pronto la lista de víctimas aumentará a cuatro, y la necesidad de contar con otra mente que ayude en la investigación conducirá a los peritos a servirse del brillante cerebro femenino multifuncional de la Agente 69, acostumbrada a bregar con eruditos de toda laya y condición.