Es realmente enfermo. Realmente asqueroso. No puedo dejar pensar.
El mundo es muy pequeño.
Como tu cuello cuando esté cortado por la mitad.
Luego te meteré en la bañera conmigo y me divertiré viendo tu cuerpo sin vida flotar, pero ahora vamos a divertirnos, ¡ven!
¿No puedes abrir los ojos? Espera que elimine tus párpados.
¿Mejor?
Es realmente enfermiza la sensación de tener en tu boca una sangre que no es tuya, ¿sabes?
Ya casi hemos terminado. Ahora vamos a comprobar cuánto dolor eres capaz de soportar.
¿Sabías que las terminaciones nerviosas más importantes del organismos se localizan en la yema de los dedos?
Estas agujas que tengo en mi mano se irán adentrando lentamente, una a una, en tus dedos. Cuando se abran las terminaciones nerviosas de las yemas una ráfaga de calor muy dolorosa te sacudirá una y otra vez, cada vez más intensamente. El dolor se hace insoportable.
Es algo que te hará pensar en la muerte como un regalo.
Otro dato fisiológico, el cuerpo humano comienza a pararse cuando sufre demasiado, la actividad cerebral se frena y el ritmo cardíaco disminuye para no seguir sintiendo el dolor por más tiempo. Por cierto, siento si estás pensando en desmayarte porque me temo que no puedo permitirlo.
¿Ves ese monitor de ahí? Me indicará tus constantes vitales, y emitirá un sonido cuando tu ritmo cardíaco decaiga. Entonces, te inyectaré adrenalina para que puedas seguir disfrutando del espectáculo.
Tus ojos se descontrolarán y no podrás reprimir las lágrimas. Además, para evitar que te tragues la lengua ¡es verdaderamente muy desagradable! He pensado que no la necesitas. Basta con conservar tus cuerdas vocales para que pueda escuchar tus gritos.
Luego iré haciendo pedacitos tu cuerpo mientras aún sigues consciente por la adrenalina y cierta cantidad de anestesia en cierto punto de tu cerebro. El cerebro es maravilloso.
Finalmente conseguiremos una sonrisa para siempre en tu boca.
Es realmente una obra de arte.
¿Nunca te enseñaron a dar los buenos días?
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De asesinos y de locos está el mundo lleno…