Revista Literatura

Salvado por los pelos

Publicado el 26 julio 2010 por Isladesanborondon
   "El maestro, muy calmado, plantó los pelos de su nariz, uno por uno, en el soporte para escribir. Los pelos se quedaron de pie, pegados sobre el soporte como si fueran agujas en una plantación. Impresionado por este descubrimiento inesperado, pegó un soplido. Pero los pelos estaban tan pegados al soporte que no pudo lograr que levantaran el vuelo.
   -Vaya. ¿No te parecen obstinados, estos pelos? -Y entonces se puso a soplar frenéticamente.
   -Y no se trata sólo de la mermelada. Hay otras cosas que comprar.

   La señora de la casa frunció el ceño.
   -Puede ser -dijo, e introdujo de nuevo la pinza dáctil para extraer de un tirón unos cuantos pelos más que asomaban por las narices. En el matojo que logró arrancar había cerdas de diversas tonalidades, rojas y negras, además de un único pelo tipo cana. El maestro con gran sorpresa, mostró el racimo de pelos a su mujer, cogiéndolo entre los dedos y poniéndoselo delante de su cara:
SALVADO POR LOS PELOS
   -¡Pero qué haces! -gritó la mujer apartándose con gesto de profundo desagrado.
   -¡Míralo! Tengo una cana nasal -dijo profundamente impresionado por su descubrimiento.
   Su mujer, resignada, se refugió de nuevo en el cuarto de estar. Parecía haber dado por perdida cualquier esperanza de recibir ayuda de algún tipo para solucionar sus problemas domésticos. (…) Su estrategia para quitarse a su mujer de encima haciendo una exhibición de sus pelos de la nariz había constituido un éxito rotundo, no cabía duda."
(Soy un gato. Pág. 111. Natsume Soseki. Ed. Impedimenta, 2010)

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