Es frecuente que los clientes de publicidad quieran abaratar lo máximo posible sus costes a la hora de realizar su campaña de temporada, eso lleva a la contratación, sin criterio objetivo de calidad, de fotografos de dudosa profesionalidad, aunque debo decir que muchas veces el fotógrafo se vende como el nuevo Mario Testino de la moda y eso confunde a los contratantes.
Aquí viene lo más curioso de todo, el cliente ya ha pagado una cantidad por la primera sesión y ahora quiere pagar aún menos para que su publicidad no se dispare de presupuesto, entonces entra en una contradicción que un niño de 10 años entendería, pero se ve que los clientes tienen menos neuronas que dichos críos o les gusta hacerse los suecos.
Si la primera publicidad te la hizo un fotógrafo o fotógrafa del tres al cuarto con unos resultados pésimos y por una cantidad determinada, ¿cómo esperas que un profesional de mucho más nivel te haga una publicidad mucho mejor por menos dinero aún?
Todo el mundo entiende la postura del pagador, y que estamos en crisis, etc etc. Pero si has cometido un error por ahorrarte unos euros o no has revisado bien el trabajo del primer fotógrafo para asegurarte que podría darte la calidad que tu solicitabas, no pretendas que terceras personas ajenas a tu error (el nuevo fotógrafo) reduzca su presupuesto un 60-80% por tu propio interés.
Encima no se cortan a la hora de exigir que tengas el trabajo en 24 horas terminado y retocado (y re-retocado mil veces para adaptarlo a sus gustos), si tienes prisa por subir el material a la web o llevarlo a imprenta, haber empezado el proceso antes o no haberte equivocado de fotógrafo.
En fin, es solo una reflexión sobre un fenómeno que existía antes de la crisis pero que ahora se ha multiplicado. Sed firmes con vuestros precios, dejadlo todo por escrito (numero de cambios a fotografiar, numero de fotos retocadas por cambio, precio, forma y momento del pago,etc...) y no aguantéis subidas de tono. Un saludo desde algún punto entre Madrid y Bilbao.