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San basilio de palenque versus yanga

Publicado el 19 febrero 2013 por Polvoegallo
Estatua de Benkos Bioho, en San Basilio de PalenqueAntes de sumergirme en las profundidades de la circunstancia que me ha impelido a escribir esta nota, necesariamente debo manifestar tres cosas:
1. No soy historiador ni presumo serlo, sino historiófilo. Es decir, me gusta leer bastante sobre Historia. Espero que los historiadores no me vayan a regañar por meterme en camisa de once varas.
2. Ruego, igualmente, que algunos coétnicos no me vayan a linchar. Lo manifiesto, en parte, figuradamente; pero, al mismo tiempo, en serio, pues lastimosamente estamos en un país donde hay gente que, al no admitir ni siquiera que se pongan en duda sus pensamientos, con quienes no coinciden con ellos entran en rivalidad de múltiples formas. No olvidemos que es la verdad la que nos hace libres.
3. Lo que referiré no será con la finalidad de suscitar controversias; y si en caso las hay, ojalá que no sean de las bizantinas


Empiezo manifestando que no es cierto, como lo han dicho algunas personas, que a San Basilio de Palenque, en Bolívar (Cartagena), la UNESCO lo reconoció como el Primer Pueblo de Etnia Negra que logró su libertad en América, después de haber estado bajo el yugo de la esclavización de España. Lo que dicho organismo hizo fue, en el año 2008, declararlo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la preservación de sus tradiciones culturales (la lengua palenquera, organización, ritos de funebria, música, gastronomía, prácticas de medicina tradicional, entre otros elementos tangibles e intangibles que conforman el concepto cultura); y en cierta forma considero que de pronto también lo habrá hecho como un reconocimiento a unos descendientes de quienes se la jugaron toda (los cimarrones) en procura de la libertad de su gente. Después de todo, estimo que esas gestas también hacen parte de lo cultural.
Se ha venido diciendo en Colombia, con absoluta certeza, que el primer Pueblo de Etnia Negra (unos hablan de raza, yo prefiero hablar de etnia) fue el Palenque de San Basilio, hoy conocido oficialmente como San Basilio de Palenque. Esto (lo del nombre) lo considero algo curioso por este motivo: Los mayores del pueblo, a lo largo del tiempo, han dicho que lo correcto es hablar de San Basilio de Palenque, antes que de Palenque de San Basilio (
San Basilio es un santo de la iglesia católica, arraigado en el imaginario espiritual o religioso de este pueblo. Es por eso que éste lleva dicho nombre). Argumentan ellos que "el palenque no es del santo, sino que el santo es del palenque". No cabe duda de que en pueden tener parte de razón, aunque lingüísticamente hablando no necesariamente debe asumirse que al decir Palenque de San Basilio el "de" hay que interpretarlo como preposición de pertenencia. En este caso es evidente que se hace referencia a la procedencia, al origen. Es decir, con eso lo que se expresa es que el palenque está en San Basilio, como pueblo, no como santo. La verdad, considero que ambas expresiones son válidas para lo que se quiere representar (resaltar las proezas de los apalencados). No obstante, le encuentro más sentido a Palenque de San Basilio, pues de este modo de entrada se le hace honor a la figura del palenque; lo cual es, en definitiva, lo que se pretende honrar. Este asunto resulta interesante, indubitablemente, pero como no es el meollo de este escrito, mejor dejemos así por el momento.
Entonces, decía al inicio del párrafo anterior que en Colombia se considera a Palenque de de San Basilio como el primer Pueblo de Etnia Negra que alcanzó su libertad en América. No obstante, desde hace muchos años se ha originado una controversia o disputa en torno del reconocimiento de quién fue realmente el primero. Es así, pues, como algunos historiadores dicen que no fue el Palenque de San Basilio; sino, la comunidad de Yanga, en Veracruz (México). Refieren algunos estudiosos de la Historia, pues, que mientras el Palenque de San Basilio se emancipó en 1713, Yanga lo hizo entre 1608 y 1609 (con relación a la fecha exacta ha habido divergencias entre los historiadores, pues en otras ocasiones se dice que fue en 1630); siendo lógico que hay mucho trecho entre la fecha que alude al Palenque de San Basilio y la que habla de Yanga.
Yanga, como se conoce hoy, fue fundada inicialmente con el nombre de San Lorenzo de los Negros, y posteriormente como San Lorenzo Cerralvo. Este nombre es en honor al líder que lo fundó, Gaspar Yanga (a la fecha no ha habido consenso en torno de su verdadera procedencia africana); del que se dice, al igual que de Benkos o Domingo Biohó (quien fue líder para la causa del Palenque de San Basilio, como para otros palenques que hubo para su época de existencia) que tenía sangre real. Sí, aquí, para hacer un poco de Historia, toca recordar que en África hubo Imperios, cosa que a veces suena como a mitología cuando se habla al respecto: Los de Egipto (creo que el más conocido, por aquello de que ha habido muchas películas donde los referencian con creces, aunque nunca faltan las distorsiones de lo verídico), Sokoto, Malí, Kanem-Bornu, Aksum, Jolof, Etiopía, Oyo, Ashanti, Songhay, entre muchos otros. 
Bueno, este ejercicio pretende, no más, que hoy cuando estamos cerca de conmemorar los 300 años de la libertad lograda por unos cimarrones africanos, artífices de lo que hoy es Palenque de San Basilio, tal circunstancia se convierta en un espacio propicio para que los historiadores ojalá pudieran alcanzar un consenso en medio de las diferencias de criterios (mejor digo que de teorías, pues considero que los historiadores no deben actuar con base en opiniones; sino, en hechos comprobados, como los científicos. ¡Vaya!, olvidaba que ellos también lo son, siendo la Historia una ciencia). Eso sí, anhelándose que brille la verdad y nada más que la verdad, para que no persista la incertidumbre sobre cuál fue realmente el primer Pueblo de Etnia Negra que dijo "¡rompamos las cadenas, no más esclavización, no más ignominias de todo tipo"
Siempre he dicho que ante la Historia no hay que tragar entero, pues abundan las evidencias de que muchas de las personas que a ella se dedican en condición de investigadores (como también de simples lectores o intérpretes), de acuerdo con los intereses, de mala fe la tergiversan (la tergiversamos), la manipulan (la manipulamos), la transforman (la transformamos), la acomodan (la acomodamos), la ocultan (la ocultamos), la niegan (la negamos), la inventan (la inventamos). 
De todos modos, considero que lo importante (antes que matarnos las cabezas, y hasta entrar en rivalidades) es que la Historia registra con suficiencia que los africanos esclavizados a lo largo y ancho de América conquistaron su libertad no tanto por la generosidad de los esclavizadores (desde luego, la hubo en algunos casos; como en otros los esclavos tenían que comprarla, cuando tenían con qué hacerlo) sino, en gran proporción por su rebeldía transformada en luchas. Reitero que, aun así, la lucha tiene que proseguir, pues aun hay muchas cadenas que nos mantienen esclavizados. Los afrodescendientes, entonces, tenemos que seguir las huellas de Benkos Bioho (o Biohó), Gaspar Yanga, Ganga Zumbi, Bayano, entre muchos otros que sembraron en América las semillas del cimarronaje, la misma libertad. Si lo hacemos, seguramente avanzaremos en el proceso de afirmación de nuestra identidad; concepto que a esta fecha todavía, desafortunadamente, no lo hemos hecho nuestro en la medida necesaria.
Sé que hay algunos detalles adicionales que pueden servir para esclarecer, en parte o mucho, las dudas al respecto del tema central de esta nota; de allí, entonces, que sin el ánimo de pretender echarle leña al fuego, seguramente publicaré otra sobre esto mismo; resultando obligatorio reiterar que aquí lo importante es que nos enorgullezcamos de unos ancestros que, a punta de verraquera, alcanzaron su liberación


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