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San Francisco Diaries: Cine de la semana “The Roxie”

Publicado el 14 septiembre 2011 por Fimin

El cine más antiguo de Estados Unidos, abierto interrumpidamente desde –ojo al dato- 1909, cuando se inauguró bajo el nombre “Brown Theater” es toda una institución del siempre sorprendente barrio Mission- un supermercado de personajes para novelistas en busca de inspiración- en donde el neón del Roxie se ha convertido en toda una seña de identidad. Es un templo del circuito independiente, donde se estrenó por prima vez en Estados Unidos “La edad de oro” de Buñuel y que alberga el Indiefest, uno de los festivales más queridos de la ciudad.

San Francisco Diaries: Cine de la semana “The Roxie”

El Roxie estuvo apunto de desaparecer en los años 70, cuando languidecía como cine porno en un entorno cuanto menos pintoresco de drogas, proxenetas y bandas. Como es habitual en la ciudad, un colectivo de vecinos decidió comprarlo y reformarlo como cine de arte y ensayo. A pesar de las dificultades inherentes al sector y la constante amenaza de cierre, el Roxie sobrevive agarrado a su maravillosa programación, estrenando locuras como “Love Exposure”, una muestra de cine erótico francés o un festival de cine irlandés en las últimas semanas.

Eso y una política totalmente laxa en lo que a entrar bebidas y comida se refiere, algo que pondrá histéricos a los puretas del visionado pero que añade un dimensión de estar por casa al cine ciertamente interesante. Lo cual no significa que descuiden en absoluto la programación. Sirva como muestra esta foto de un aficionado que retrata el sentido del humor y el tacto de la organización:

El Roxie es también un cine de cineastas, y es habitual encontrarse a directores como John Waters, quien de hecho fue la estrella del especial año nuevo 2010. Tras el cambio a un modelo de asociación sin ánimo de lucro, Waters se ofreció a organizar un show a 250 $ la entrada para darle un buen empujón a uno de sus pantallas predilectas. Poco ha trascendido del evento, tan solo el cartel promocional y la despedida del veterano director, quien deseó a todos un “Hapy rotten christmas.”

En definitiva el Roxie es un lugar a recordar, pasarse por allí siempre tiene un punto de emoción ante lo que pueda suceder. El sábado fui a ver “Littlerock”, una película de la que se habló mucho el año pasado como la joya por descubrir del Indie norteamericano. Al acabar la proyección nos anunciaron que el director Mike Ott y la actriz principal Atsuko Okatsuka estaban en la ciudad, y que gustosamente responderían preguntas del público. Entre risas, Ott contó los pormenores de un rodaje pasado por marihuana, y profundizó en las ideas que plantea la película- que cuenta la historia de dos hermanos japoneses en un pueblucho perdido de California- afirmando que la idea surgió de su propia experiencia como extranjero en Europa. Luego se marchó a tomarse unas cervezas, invitándonos a incordiarle en la medida de lo posible.

Encuentros inesperados en un lugar donde ciertamente la sorpresa es la bandera, un cine que no entiende de carteleras y simplemente invita a pasarte por allí y entrar a ciegas en su sala para –quizás- ver la luz. Como reza otro cartelito pegado con celo en la taquilla: ¡Welcome to The Roxie!


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