Y la emoción no terminó ahí, porque al día siguiente, mientras tomaba algo con unos amigos en una terracita, se me acercaron llamándome por mi nombre:-¿Isabel? -Sí –dije sorprendida.-¿Puedes firmármelo? Y entonces sacaron mi último libro de una bolsa. Ya os podéis imaginar la ilusión que me ha acompañado durante todo el fin de semana.Muchas gracias a todos los que estás ahí, apoyándome en este sueño loco, acompañándome en mis aventuras y leyendo mis letras.
¡Un abrazo!