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Santaneras

Publicado el 04 mayo 2012 por Marisapuig

SANTANERAS

Entrada al Parque Colegio Santa Ana


 Eramos distintas, o al menos nosotras nos veíamos diferentes al resto de colegialas de Valencia ¡narices! no en vano eramos "santaneras" y eso es algo que quieras o no te marca de por vida- de hecho seguimos y seguiremos siendo especiales hasta el final- nos reconocemos al hablar, por la actitud, el carácter y sobre todo por el genio- de geniales y malaléchicas- y sobre todo por ser como somos.
 Ser santaneras nos dio un carácter especial y un arrojo que no observo en el resto...-evidentemente hay muchas mujeres valientes pero creo, sin temor a equivocarme, que todas nosotras lo eramos y lo seguimos siendo-...y mientras que en los demás colegios las había o no, en el nuestro eramos una abrumadora mayoría de mujeres aguerridas, valientes, descaradas pero a la vez educadas, avanzadas, sin pelos en la lengua y sin miedo al que dirán. 
Quizas marcaron nuestra forma de ser algunos hechos diferenciales que hacían de Santa Ana un colegio distinto a los demás.

SANTANERAS

Una muestra de Santaneras


 Un de ellos- determinante- fue y creo que sigue siendo que no hubiera un colegio de chicos junto al nuestro. Para los más jóvenes me siento obligada a aclarar que en aquella época los colegios- normales- eran de chicos o de chicas y no había opción. Te criabas rodeada de personas de tu mismo sexo- lo cual tiene sus ventajas y obviamente sus inconvenientes- lo cual te marcaba indefectiblemente. 
Aquello de tener chicos enfrente- pensabamos entonces y con mucha envidia- debía ser algo maravilloso. 
Observarles a la salida, ligar, que te persiguieran (entonces eran ellos los que llevaban la iniciativa) incluso que se burlaran de tí, eso prometía ser una suerte de paraiso del que las santaneras no gozabamos. 
 Algunas privilegiadas teníamos hermanos mayores, casi siempre de Escolapios, lo cual suponía poder contactar con el sexo prohibido- porque prohibido estaba- conocer a los amigos de tus asquerosos o bordes hermanos, a los que encontrabamos guapísimos aunque no lo fueran, fundamentalente por nuestra escasa relación con ellos, enamorarnos de aquel primo de Elena o de Ana al que habíamos visto una vez en el cine de Escolapios y no  nos había hecho ni caso-  ahora que tengo un hijo de esa edad se positivamente que ni se dio cuenta de nuestra existencia- escribir su nombre en la carpeta, soñar con sus ojos cuyo color ni recordabamos porque una vez no da para más.....en fin imaginarnos como sería la vida de las asquerosas de Esclavas que les veían día a día, o las cursis de Guadalaviar que gozaban de los guapos chicos de El Pilar -los más guapos de Valencia sin duda alguna- o las del Loreto con los de Maristas- jamás conocí a ninguno, debían ser anodinos, aunque luego me casé con uno- ¡que suerte tenían! les veían todos los días, podían volver con ellos a casa, ligaban....Y mientras nosotras totalmente enloquecidas cada vez que algún pobre desgraciado de nuestra edad tenía la genial idea de ir a recoger a su hermanita...¡como lobas acechándole! se corría la voz "ha venido un tío" " está buenísimo" . El pobre sufría tal acoso que juraba por sus muertos que aunque su madre le amenazara con tortura china jamás volvería a pisar aquel recinto lleno de damas en celo.
SANTANERAS
Las monjas contribuyeron notablemente a nuestro carácter. No en vano la mayoría de ellas eran licenciadas- cuando entonces era algo inusual en una mujer y menos siendo monja- y aún cuando muchas de ellas vivían en los mundos de yupi, la mayoría tenían los pies bien asentados en la tierra y eran notablemente sensatas...obviamente siempre había alguna que te jodía la vida, pero eran las menos.
Mujeres cultas, preparadas y con cierto sentido común nos enseñaron que en la vida nos las teníamos que ver con muchos problemas y dificultades y las teníamos que afrontar solitas, sin tener que estar apoyadas en un hombre que nos sacara las castañas del fuego. Y sin prisa pero sin pausa hicieron de nosotras mujeres independientes, libres y autosuficientes.
 Una de las formas que tenían de aleccionarnos era la de no aceptar tonterías de ninguna clase- entonces los padres no iban al colegio a dar morcilla y amenazar al profesorado, simplemente dejaban hacer y confiaban en ellos- así día a día cuando ya eramos adolescentes insoportables la profesoras de matemáticas nos revisaba los cuellos, las orejas, nos hacía quitarnos el rimmel y la pintura de la cara que ¡francamente no se para que nos poníamos si no había chicos a los que ligar!....

SANTANERAS

Pelos como yo de pequeña

 Siendo yo bien pequeña y desastrada- como hoy día sigo siendo-  aprendíamos a escribir con pluma. Entonces se consideraba que era la forma más noble de escritura y aquellas estilográficas carecían de carga removible, se rellenaban con tintero mediante un émbolo que como fallara te llenaba el babi, la cara y las manos de tinta indeleble. Pese a mis notables esfuerzos...¡lo juro! acababa cual cebra ¡llena de tinta hasta las orejas! y por supuesto con mi melena por la cintura como la mujer de Tim Burton en sus peores pesadillas, la goma al final de la coleta- obligatoria en mi cole- las greñas de un gremlin enloquecido y la cara como un mapa llena de borrones. Aquel día la hermana "nomeacuerdocual"-bueno si me acuerdo pero no lo digo- me cogió de  la mano y pillando a otra niña de clase -la ejemplar por limpia, lista, educada y perfecta cuyo nombre sí recuerdo pero tampoco digo- nos llevó de aula en aula como muestra de lo que debía y no debía ser una niña ejemplar. Como comprenderán aquello me la sopló...conociéndome sabrán que me importó un rábano, es más, la otra me daba pena ¡como se podía ser tan cursi Dios mio!...no tendría más de seis o siete años pero- como ahora- ya los tenía muy bien puestos y es más ¡me sentí como el ejemplo a seguir! por supuesto jaleada por mis amigas. No era la mejor forma de educar ni de formar a una niña pero a mí me sirvió como reafirmación en mi carácter que poco ha cambiado desde entonces...siempre a mejor. Si alguna vez volvieron a joderme- que lo hicieron- no sirvió sino para que siga siendo como soy y cada vez más orgullosa de serlo. Una santanera como muchas somos, alegres, agerridas, valientes, descaradas, autosuficientes y con un carácter especial que nos hace ser como somos "SANTANANERAS".

SANTANERAS

Con uniforme, seria y muerta de risa


Hay mucho más para seguir contando y no duden que lo haré, lo tengo medio escrito, recuerdo tantas cosas que me ocuparían un libro, así que poco a poco las iré desgranando y con ayuda de mis amigas- que espero que me manden anécdotas- podremos completar el cuadro de aquellos años jodidos y maravillosos a la vez...y no sigo porque esto me ha quedado demasiado largo
PD: obviamente hoy es viernes y escribo con un gin-tónic y un purito...como siempre.

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