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Sara (Carbonero, claro) la vuelve liar… o más bien, se la vuelven a liar

Publicado el 29 enero 2013 por Miss Roper Miss Roper @mujerespacio

Sara (Carbonero, claro) la vuelve liar… o más bien, se la vuelven a liarYo he sido siempre una gran defensora de Sara Carbonero, como lo fui en su día de doña Letizia... mujeres hechas a si mismas, mujeres de nuestro tiempo que quedan en entredicho por cometer el horrible crimen de emparejarse con un hombre que las supera en fama… por lo menos antes de que lo conocieran, que luego, las tornas se cambian y a veces son más celebrities ellas que ellos, como ocurre en estos dos casos.

Mi argumentación era la siguiente: Letizia Ortiz era una periodista- no sé si tan buena como han querido hacernos creer, pero tampoco mala- con indudable carácter- como siempre ha demostrado- cumplidora y muy seria en sus obligaciones profesionales- quienes trabajaron con ella aseguran que es una trabajadora incansable y en su papel como Princesa no desmerece esa descripción- con un envidiable aplomo radiofónico en la voz- su voz y su dicción yo diría que son dos características tan notables en ella que superan y tapan incluso su belleza, y da gusto oirle dar un discurso, porque lo borda- segura de si misma, luchadora, tenaz, persistente…en fin, que la chica tenia cualidades suficientes para ser una periodista cuando menos respetable, al margen de que luego fuera o no una premio Pulitzer… o Larra.

De pronto un día, conoce al Príncipe, se comprometen, se casan, y el afán por dejarnos claro que era una brillante profesional- no puede ser menos una futura Reina de España-y   los honores acumulados de forma sospechosa antes de anunciarse el compromiso principesco (¡Ay! Esa roca inamovible de Ana Blanco desplazada por la consorte Real en el telediario primetime!), genera tales dudas sobre su calidad periodística verdadera, ¡¡¡que ahora resulta que era una chiquilicuatre, trepa, indigna de escribir media crónica, incapaz de hacer la o con un canuto!!!

-”¿Pero qué me dices, Mari?”
-”Si, lo que oyes, que es falso que Letizia fuese buena periodista. De hecho, la verdad, es que no sabía ni escribir… no acabó ni la primaria. Le escribía las crónicas un negro, creo que se llamaba Urdaci…”

Sara (Carbonero, claro) la vuelve liar… o más bien, se la vuelven a liar

¡Venga, ya, lectores! Letizia era una buena periodista, de eso no puede haber duda, o al menos una periodista en la media, que habría triunfado o no, como les ocurre a todos los demás, en función de decenas de circunstancias…el casarse con el Príncipe no la convierte en mejor ni peor profesional. Al César lo que es del César.

Bueno, pues lo mismo me pasa con Sara Carbonero. La chica es llamativa físicamente, vale. Se la considera guapa, aunque yo crea que lo único que tiene son unos ojos muy grandes y es admirada por un estilo que yo no consigo ver por más que me gradúo la vista. Antes de conocer a Iker, se decantó por la información deportiva y no debía de hacerlo tan mal, cuando estaba en su cadena haciendo los Deportes.

Intentó llevar discretamente su noviazgo con el portero más adorado de todos los tiempos en España- algo que no pocas envidias ha despertado entre sus congéneres, hay que decir- pero su presencia en el último mundial como periodista- algo del todo normal y lógico- fue cuestionada más que la Reforma Laboral o la injusticia de los Desahucios, ay que jorobarse.

Y, si, metió la pata con Iniesta, como cualquier profesional en cualquier momento de su carrera, pero su error fue amplificado hasta el infinito por las redes sociales y el hashtag de Twitter #graciasSara, así, con cachondeíto, con ese cachondeíto tan typical spanish y que tanto gusta de hacer leña del árbol caído.

Francamente, aquello no me hizo gracia. Hasta los colegas de profesión cuestionaron la objetividad y buen hacer profesional de la periodista por el simple hecho de que su novio participara en el evento que ella cubría… ¿y qué debía hacer? ¿Perderse el acontecimiento deportivo del año? Pues el que esté libre de pecado que tire la primera piedra…

Lecciones de ética daban los doctores de la Iglesia (periodística). Simple y llanamente, qué ridiculez.

Pero ahora, cuentan que Sara ha hecho unas declaraciones incendiarias en un cadena de televisión mexicana sobre la situación interna del Real Madrid, que pone en evidencia cuál es la opinión al respecto de su novio, capitán y Premio Principe de Asturias del Deporte, Iker Casillas

Sara (Carbonero, claro) la vuelve liar… o más bien, se la vuelven a liar

Acusan a la periodista de estar abusando de su posición personal dentro de este entramado para ofrecer información privilegiada (¡ni que esto fuese la Comisión Nacional del Mercado de Valores!), de revelar sus fuentes (pues si, me da que Sara ha plasmado el pensamiento de Iker: tiene toda la pinta) y en fin, de no actuar con profesionalidad…

Para que vosotros mismos juzguéis, estas han sido las declaraciones exactas de Sara:

El clima del vestuario no es bueno. Es ‘vox populi’ que los jugadores no comulgan para nada con su entrenador. Ahora mismo hay división en el vestuario y habrá que esperar a final de temporada si Mourinho para ver si Mourinho se va porque ahora mismo tiene muchos frentes abiertos en el Madrid“.

¿Os parece que se ha ido de la lengua?  ¿revela algo que os pille por sorpresa y que no esté desde hace días en todos los medios? ¿ha sido poco profesional por filtrar un sentimiento o una impresión que podría haber captado aunque no fuese  la pareja de Iker?¿Acaso en los programas deportivos no se especula constantemente sobre estas lides y se firman cosas parecidas?

¿Si lo hubiese dicho otro periodista, estaría mal dicho? ¿y no pensaís que ella sabe muchas más cosas que por supuesto no dice, separando perfectamente su vida personal de la profesional? Y eso es difícil ¿eh?

La posición de Sara como infiltrada involuntaria en el equipo blanco se mueve en una delgada linea,pero el tener una vista privilegiada sobre el frente no desautoriza a un corresponsal de guerra… no sé, es una cuestión compleja pero me niego a que criminalicen a una profesional por eso.

En mi opinión, si su trabajo no es bueno, no lo será de ningún modo, no lo era antes y no lo será nunca. No tiene nada que ve con quién se ase las castañas.


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