Como siempre es una receta muy sencilla y que facilita que los niños tomen ciertos alimentos que de otra forma no les gustan demasiado.
A mi las sardinas me encantan de cualquier forma, la verdad es que a la brasa, para mi son insuperables pero las de lata en aceite en un bocata con pimientos rojos también quitan el hipo.
Y no hace falta hablar de las propiedades que tienen, las sardinas, pescado azul pata negra.
INGREDIENTES1/2 Kg de sardinas. Zumo de 3 o 4 limones. Sal gorda. Romero fresco o cualquier otra aromática que os guste. Aceite de oliva virgen extra.
En un bol profundo ponemos el zumo de los limones, medio vaso de agua fría, y un puñado de sal gorda. Una vez disuelta esta, ponemos las ramitas de Romero.
Una vez separados los lomos y limpios se van introduciendo en el limón.
La gran pregunta ¿Cuanto tiempo las dejamos marinando?. Pues depende de varios factores. En primer lugar de como te gusten más, a mi personalmente me gustan "cruditas", con 3 o 4 horas suficiente para que tomen sabor y queden blanditas por dentro, pero a mis hijos les gustan bien hechas y las que veis en la foto las he dejado 8 horas en la nevera.
Una vez pasado el tiempo deseado sólo nos queda sacarlas del limón y presentarlas.
En este caso nos las comimos de la manera más sencilla, puestas en un plato y con aceite de oliva virgen extra por encima, pero hay otras dos formas en las que las presento a veces, sobre todo si tengo invitados. No tengo fotos de estas presentaciones, pero son sencillas.
Una es en tostas con pan tostado, chorrito de aceite un triángulo de queso (puedes ponerle desde un queso fresco hasta un manchego curado, esta es la opción que más me gusta). Encima del queso ponemos la sardina y le ponemos ralladura de limosn por encima.
Y otra opción es sobre un pan tostado muy finito colocamos una pequeña cantidad de mayonesa, la sardina y por encima unas huevas de caviar, yo siempre uso sucedáneo, pero con auténtico debe estar de muerte.
Ahora que las sardinas están baratísimas, aprovechar y probarla.
"sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían"