¿Qué tal se encuentran? El verano acaba de hacer su aparición nada silenciosa y el calor nos acompaña a cada paso. No sé si les pasará lo mismo pero debo confesar que en mi caso, lo menos que me apetece es preparar comida.
¿El plato de hoy? Nada, algo sencillo, rápido y para quien le gusten las sardinas, sabroso. En mi caso, no comulgo mucho con ellas. ¿El motivo? Al parecer me adoran las espinas clavadas al fondo de mi boca y, en ocasiones, un poco más abajo. ¿Han vivido alguna vez una situación en la que todo el mundo come churros de pescado, a nadie le toca una espina, salvo a alguien que las acumula todas? ¿Sí? ¡Entonces nos conocemos personalmente!
INGREDIENTES: Unas 8 sardinas desespinadas y abiertas, 1 hermosa zanahoria, 1 calabacín y 1 cebolla (todas estas verduras las cortaremos al gusto). Verter en un vaso 3 dientes de ajo, medio manojo de perejil, sal, un poco de aceite y agua, triturar. Pan rallado, sal, hierbas al gusto.
ELABORACIÓN: Encendemos el horno y lo precalentamos unos 10 minutos. Colocamos papel de cocina en una bandeja, donde incorporaremos las verduras que aderezaremos con sal, ajo en polvo y orégano, por ejemplo. Programamos 10-15 minutos, 180 grados, ventilador (si se tiene). El tiempo dependerá del grosor de las verduras, menor grosor, menos tiempo; mayor grosor, más tiempo. Salamos y empanamos las sardinas. Yo suelo triturar el pan con perejil y un diente de ajo, le da un toque muy interesante. Cuando transcurra el tiempo anteriormente mencionado, añadimos las sardinas a la bandeja y las impregnamos de la salsa espesa que hemos preparado previamente. Cerramos el horno y esperaremos 10 minutos más, daremos la vuelta y volveremos a embadurnarlas con el resto de la salsa. En 5 minutos estará todo listo. Mientras ponemos la mesa, mantendremos la bandeja dentro del horno apagado.
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