Revista Diario

"save the cheerleader, save the world"

Publicado el 15 julio 2010 por Julianotal @mundopario


14/07 "Salva a la animadora, salva al mundo"
Un día que al principio parece tedioso e intrascendente puede trasladar un simbolismo, una idea ambigua, ambiciosa. Puede partir de una mujer simbólica: la animadora. Y no hablo de una porrista (no, ¡tampoco estoy hablando del faso!) Animadora, tal como lo que se desprende de la palabra: animosidad.
Parto del día tedioso e intrascendente porque realmente lo era. No hay peor cosa que ocupar el papel de vocal o veedor en una mesa examinadora. Estar presente ante una materia que para uno no tiene el más mínimo interés. Ahora entiendo por qué nadie tiene en cuenta los vocales de la Primera Junta: seguramente estaban al reverendo pedo, con una mínima intervención en la discusión. A lo sumo solo firmaban papeles y papeles… En fin, me tocaba ser vocal en los exámenes de portugués y literatura argentina. Sinceramente, sentía un gran deseo de estar muerto para evitar semejante pérdida de tiempo.
Entré al aula vencido, sabiendo lo que me esperaba: escuchar un idioma que todo palabra termina con –inho, -inha. Hasta que conocí a la profesora de Literatura: la animadora. Las alumnas que me conocían enseguida nos presentaron a partir de la curiosidad que siempre tenía con ellas sobre qué veían en esa materia. La animadora pertenecía a esas personas que uno hablaría horas y horas, donde el tiempo no es de interés, ni siquiera un estorbo: pensar en el tiempo con ella sería perder el tiempo. A diferencia de Anahí, donde sus palabras impresas bailaban en mi mente, con Celecia existía otro fenómeno: la animosidad de las palabras. Palabras que en oídos de desconocidos podrían resultar a lo sumo circunstanciales, a mí me sonaban melodiosas que se suman a las expresiones faciales, al brillo de unos ojos eternos. Tampoco quiero resultar risueño, era obvio que ella tenía otra circunstancia, un tanto ambiguo. La animadora tenía en cuenta el tiempo, solo lo estaba matando conmigo (¡qué otra le quedaba!) mas también se sentía amenazada, perseguida, como todo temor al correr de las agujas cuando uno tiene otras responsabilidades impostergables. La animadora necesitaba concluir los exámenes antes de las 10 para llegar a la Feria del Libro infantil porque también animaba a los pibes. Tenía un taller de lectura con ellos donde se tenía que disfrazar de Martín Fierro (la paradoja: ocultar semejante candidez expresiva en unas barbas postizas como un insulto a la belleza en sí). Fue entonces que sentí la necesidad de salvarla. Está claro que no soy un Héroe, no cuento con poderes para manipular el tiempo o para trasladarla en mis brazos volando hasta Palermo. Aunque desde mi humilde humanidad intenté presionar a la directora para que se dé comienzo a los exámenes y ante el fracaso, le recomendé a Celecia que empiece a tomarle a las chicas y después yo pasaría las respectivas notas a las actas. Notó que intenté ayudarla como pude: es que habría hecho lo imposible para que el tiempo amenazador no la devorase. “Salva a la animadora, salva al mundo”, es decir, el mundo, nuestro mundo que se concentraba en un pocos metros cuadrados, unos cuantos bancos y muchos alumnos.
La cosa salió bastante bien, ella agradeció mi preocupación y emprendió la desesperada fuga. Me preguntó si también me iba y yo sentía que sí, que mi misión estaba cumplida: la animadora estaba a salvo. Sin embargo, a la salida me detuvieron los malditos burócratas: todavía tenía que presenciar unos treinta exámenes de portugués. Cantidad de firmas por igual cantidad de alumnos. El tiempo buscó venganza y lo logró. Conmigo, digamos que se chupó hasta los dedos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

LOS COMENTARIOS (1)

Por  yo quero ver los chicos cheerlediers del liceo intituto tegnologico del sue
publicado el 12 agosto a las 02:27
Denunciar

Votre texte...

Revista