Revista Diario
Schadenfreude
Publicado el 15 abril 2016 por RizosaHay personas que te cambian la vida. Quizá sin querer, quizá tan sólo de manera perceptible en los pequeños detalles.
Nunca había escrito sobre ti en mi blog y por eso creo que ya es hora de que lo haga ahora: tú me transformaste. Fue poco a poco, un proceso en el que sin darme cuenta y gracias a tu forma tan diferente de ver la vida me enseñaste a cambiar la manera de verla a mí. En algunos aspectos somos opuestos, ya lo sabes, pero eso nunca fue algo negativo para mí... si acaso, al contrario. Me gustaba aprender contigo; esas maneras de sabiondo paternalista que aparentemente me sacaban de quicio eran una de las cosas que más me atraían de ti, aunque nunca lo llegase a reconocer. Tu inteligencia, tu sentido del humor, tu forma de leerme la mente. Por otro lado también me gustaba tu impulsividad, tu descaro, tu pasión sin control por las cosas que te gustan, tu oscuridad, tu inseguridad disfrazada, tu orgullo, tu egocentrismo, tu impaciencia de niño pequeño. Sí, me gustaban tus defectos. Me gustaba verme reflejada en ellos, a veces.
De hecho creo que ahí radicaba el problema que acabó poniendo distancia entre nosotros: nos parecemos más en los defectos que en las virtudes, y por eso realmente y aunque me duela somos incompatibles. Aquella alma gemela que creí haber encontrado acabó siendo mi enemiga. Y nunca quise terminar mal contigo, te prometo que no. Por eso supe (tardé mucho tiempo y me costó muchísimo, y de hecho me sigue costando cada día) que tenía que alejarme.
Pero me cambiaste. Contigo sentí cosas que no he vuelto a sentir con nadie, y ahora que ha pasado el tiempo y he seguido buscando sin éxito esas emociones en otras personas, me aterra sobremanera pensar que quizá no las vuelva a sentir nunca.
Por tu culpa estoy maldita, así que en cierto modo puedes alegrarte (schadenfreude) porque ahora tengo que aprender a vivir feliz con una vida que jamás será igual que la que tenía antes de conocerte, ni parecida a la que pude haber tenido contigo y que ya nunca será.