El sol comenzó a dibujarse en el horizonte, su circunferencia naranja ilumino de forma sui generis esa triste mañana, esa mañana que no era como muchas otras en las que tuve la oportunidad de estar en ese mismo lugar, lo que veían mis ojos fue un amanecer surrealista, un paisaje lleno de neblina y esa esfera que parecía haber sido pintada por Dalí. Mi mente se negaba a creer lo que mis ojos veían, mi mente se negaba a creer lo que recién acababa de acontecer, hacia tan solo unas cuantas horas de que los ojos de la abuela se habían cerraron para siempre, finalmente después de una fiera lucha, el tiempo y las enfermedades lograron derrotar a su agotado cuerpo y a su espíritu indomable.
Hice un recorrido en mi memoria y el primer recuerdo que de ella tengo, vino a mi mente, la imagen de su rostro apacible, tranquilo e imperturbable que siempre o casi siempre tuvo, a pesar de las adversidades, los problemas o el dolor, claramente pude ver en su sien una hoja de yerbabuena pegada con algún ungüento, una mano cruzando su pecho y la otra tocando sus labios.
Pero a mi espalda se encontraba la realidad, en el cuarto contiguo estaba ella, que ha dejado de sufrir, su voz se había callado para siempre, pero al ver su cuerpo inerte me pareció escucharla decir “a poco…. bribón ” palabras que mi mente asociaba siempre con ella.
En múltiples ocasiones he tratado de imaginar la trascendencia de ella en el tiempo y la historia a través de sus hijos, de los hijos de sus hijos y los hijos de estos y hasta en fin de los tiempos, pero no he podido, ¿cuánto trascenderá? No lo sé, no lo puedo ni siquiera imaginar, pero tengo la certeza que entre todos sus descendientes podemos hacer que ella y el sean recordados para siempre como lo que fueron y lo que significan para cada uno, me queda claro que todo lo que somos y todo lo que podemos ser, sólo es posible porque ella y el abuelo hicieron su máximo esfuerzo para dejar a sus hijos un camino llano , menos difícil de lo que fue para ellos. Su trascendencia es ahora nuestra responsabilidad, porque su trascendencia significa nuestra propia trascendencia, su recuerdo será nuestra unión y esa unión nuestra fortaleza, a pesar de nuestras diferencias.
Se apagó su luz, pero quedo su estela, su linaje y su recuerdo, por eso creo que ella vivirá por siempre y para siempre.
Luis E. Gonzalez (gogol)
A la memoria de mi abuela
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