evitando mirar atrás,
aunque la tentación sea grande,
para no convertirse en una estatua de sal.
Pero se avanza, se camina,
se va buscando el pulso a la vida,el latido al corazón de las calles,
del asfalto,
de las gentes que pasan a tu lado.
Se busca el renacer, el resurgir,
el grito ahogado que subyace en el alma,y ese sentimiento, dormido,
precisa despertar,
sentir la música del día,
la canción de las aves,
la voz de las personas y las melodías,
sublimes, de la vida.
¡Se avanza, sí…!
Rafael Sánchez Ortega ©
25/11/18