Se dejaba llevar.

Se dejaba llevar, por ti, por la sombra de aquel árbol que parecía que la sonreía, por los extraños vientos sin procedencia exacta. Luego se acurrucaba en el rincón más cálido y recordaba trazos desiertos e instantes de una niñez que ahora se le antojaba cruel y despiadada.Y quiere volverse mala persona, dejar de querer a los seres que no confiaron en ella, quedarse sorda para no escuchar consejos masticados, tan repetitivos como las veces que soñó volar muy lejos, desaparecer, dejar de vivir en ese lugar que la asfixia, que la hace retroceder y sentirse tan pequeña como una semilla.Eso quisiera, ser una semilla en una tierra lejana y desconocida, crecer poco a poco, ser delicada, enredarse con otros seres de pensamientos semejantes, de inquietudes, de fascinación por la vida.