Se dice que antiguamente, algunos de nuestros antepasados, buscaban un árbol en un paisaje solitario, para abrazarse, inconscientemente para descargar todos los problemas y angustias que soportaban; también para descargar ciertas dolencias o enfermedades y poder renovarse de energía nueva.
En esos momentos la persona no pensaba que el árbol fuera un ser inerte, sino que podía sentir la vida y la fuerza del árbol, y la energía benéfica que irradiaba de él.Cada vez más naturópatas y médicos alternativos recomiendan la terapia de abrazar un árbol.Cuando la persona se abraza al árbol entra en una comunión más directa con la Naturaleza. Mediante las raíces del árbol nos conectamos con la tierra, y mediante las ramas del árbol nos conectamos con el Cielo....(seguir leyendo en PLANETA GEA)