Lo siento. Tenía un cuento o una historia. Quizá algo pequeño, como lo que escribo normalmente. Vaya, qué putada. De verdad que lo lamento mucho. Me apetecía compartirlo contigo, ¿sabes? Iba a marcar tu número, y a contártelo por teléfono porque así, quizá, el cuento te ayudaría a reconciliarte conmigo, pero claro, antes tenía que escribirlo. Corrí todo lo que pude hasta el ordenador, pero por el pasillo se me ha olvidado. Sí, sé que hay a penas seis zancadas, pero se me ha olvidado. Cuando me senté en la pantalla no me acordaba de nada. Sin embargo, he decidido llamarte de todas formas, después de volver al pasillo y sentarme en el ordenador, y volver y sentarme de nuevo varias veces. No lo he recordado, lo siento. Es una pena, quería contártelo.
- Lucy, ¿estás borracha?