Este post se lo tengo que agradecer al Niño.
El caso es que yo cuando me acuesto, dedico un rato a pensar qué voy a escribir al día siguiente, lo decido, lo esbozo más ó menos y ya me duermo. No le dedico grandes ratos a pensarlo. Es al día siguiente cuando lo estoy escribiendo, cuando le invierto más tiempo.
Anoche me acosté y decidí un tema bastante bueno, según mi criterio. Es más, era tan bueno que pensé que sería una categoría a tener en cuenta en el blog, lo recuerdo perfectamente.
Esta mañana me he levantado y cuando he ido a escribir, se me había olvidado. Llevo todo el día intentando acordarme del maldito tema y no hay manera y era bueno, lo aseguro pero mi mente ha decidió que no y que no.
Hace una media hora, me ha llamado El Niño porque está currando y cuando se aburre, como me extraña me llama.
Después de estar hablando más de media hora le digo lo que me ha ocurrido y me dice que a él le pasa igual, que incluso le pasa varias veces sobre la misma idea. Se le olvida la idea, de repente se acuerda y se le vuelve a olvidar…
“Éste está peor que yo…” pienso mientras me lo cuenta y entonces me dice que lo que tengo que hacer es postear sobre eso.
-¿Sobre qué?
-Sobre eso, que se te ha olvidado de qué ibas a postear.
-Ahhh, pero eso es un poco tonto ¿No?
-¿No, porque? Si se te ha olvidado, se te ha olvidado madre.
-Pues chico que quieres que te diga, a mi me parece idiota.
-¿Entonces para que me pides consejo, si no lo vas a seguir?
-¡Oye, que yo no te he pedido nada! Simplemente te he contado lo que me ha pasado.
-Pues eso, si me lo cuentas es para que te diga mi opinión y mi opinión es que postees sobre eso.
-Por no oírte posteo sobre lo que quieras.
-Pero tienes que decir que estoy trabajando aquí como un jabato y que si no fuera por mi idea no hubieras sabido que hacer.
-Estas fatal, lo sabes ¿No?
-Claro estoy traumado desde pequeño.
-Lo siento, se ha terminado mi sentimiento de culpa por olvidarte en la mudanza. Todo el mundo se ha olvidado los niños por ahí. El que más el que menos ha perdido alguno.
-No de eso no me acuerdo. Lo que me traumó fue la vez que te olvidaste que los viernes salía a las dos de la tarde y ese día no trabajabas y me dijiste que me ibas a ir a buscar, que no me fuera en el autobús del colegio y allí estaba yo a las cinco de la tarde solo en la portería del colegio con cuatro años y el pobre Ángel, el portero me decía:
“Venga no te enfades Niño que ya verás que mamá viene ahora, es que la estoy llamando y tiene el móvil apagado”
Y yo pensando: “Claro, se le habrá olvidado cargarlo y vendrá a buscarme a las cinco y media como si fuera un martes”
-Y así estoy, traumado perdido.
-Un rencoroso, eso es lo que eres, un rencoroso. ¡Anda que acordarse todavía de lo que pasó hace veinte años!
-Bueno tú postea sobre eso, que yo entro ahora más tarde a ver qué has puesto. Acuérdate de decir que estoy trabajando duro ¿ehhh?
- Qué pesado eres macho…. pero al final tendré que hacer eso, porque se acaba el día y no me acuerdo del tema.
Cuelgo y me acuerdo de la cara de cabreo infernal que tenía cuando llegué a buscarlo, ni con besos y chuches se le pasaba el enfado, pobre mío.
El caso es que a la niña no la olvidé nunca, pero a este pobre….