Foto; Masao Yamamoto
Se cerraron las puertas de las casas calientes. Se encendieron velas en las ventanas. Lejos, encaramado en el arbol, Kafka tendía el oido a todo aquello: el roce de ropas que caían al suelo, de labios que recorrían hombros desnudos, de camas que crujían bajo el epso de la terura. Todas estas cosas llegaban a las delicadas valvas de sus orejas y rodaban como bolas por la vasta sala de la mente,Aquella noche se levantó un viento helado. Los niños, al despertarse, fueron a las ventans y vieron el mundo revestido de hielo. Una niña, la mas pequeña, chilló de alegría y su grito rasgó el silencio e hizo estallar el hielo de un toble gigante. El mundo refulgía.
Lo encontraron helado en el suelo, como u pájaro. Dicen que cuando acercaron el oído a la valva de su oreja se oyeron a sí mismos.
Nicole Krauss
(Fragmento de La historia del amor)