Cada vez es más frecuente pasearse por la blogosfera literaria y encontrarse con la afirmación de que la literatura juvenil ya no vale nada. Libros clónicos, portadas clónicas, tramas clónicas. ¿Cuántas veces no hemos puesto los ojos en blanco al leer un libro, pensando que eso ya lo habíamos leído antes? Parece que es difícil pasearse por una librería y encontrar un libro que realmente destaque.
Sinceramente, yo creo que el problema viene de que se publica demasiado. Pensémoslo: editoriales grandes como, por poner un ejemplo, Alfaguara o SM, pueden llegar a publicar entre tres y cinco libros al mes en juvenil. Evidentemente, no todos van a ser igual de buenos, ¿verdad?
El problema es cuando libros más bien mediocres se llevan toda la promoción y se le hacen grandes campañas, como si se trataran de algo rompedor. Me viene a la cabeza El bebedor de lágrimas, el espantoso intento de crossover de Ray Loriga que se nos vendía como el no va más y resultó ser un no leo más.
Sé que esto es necesario. Las editoriales son un negocio, y tienen que vender y ganar dinero para que les salga rentable seguir publicando; quizá sea por eso por lo que alternan libros buenos con libros comerciales. Nosotros, como lectores, tenemos que aprender a aceptar esto. El problema es que rara vez se apuesta por libros que sean tanto buenos como comerciales, que los hay. Es mucho más cómodo apostar por historias simplonas y repetitivas que en poco o nada se diferencian del resto, pero que se venderán como churros.
Además, otro problema es que eso afecta a las editoriales pequeñas, como, por ejemplo, Plataforma Neo, nacida este año. Los dos libros que han publicado han cosechado críticas en su mayoría excelentes. Sus dos próximas publicaciones, Un beso en París y Obsidian, están avaladas por miles de lectores (tiene un 4,27 y un 4,44 en Goodreads respectivamente).
¿El problema? Pues que, aunque publiquen libros muy buenos, esos libros tienen que competir en las librerías con muchos otros que se llevan toda la promoción. Y eso, para una editorial que no tiene tantos medios como una grande, es bastante difícil.
También es cierto que hay casos intermedios. Un ejemplo es Maeva Young: yo no he leído nada de ellos, pero tienen bastante presencia en las librerías, y apenas he visto malas críticas a libros de este sello. ¿Por qué? Porque, en general, apuestan por buenas obras. Mi compañera Selene es fiel seguidora de este sello, y como ella hay muchos lectores que esperan con ganas sus publicaciones porque saben que les van a gustar. Ojalá todas las editoriales fueran así.
Creo que la culpa también es de nosotros, los lectores. Es muy fácil engañarnos con una portada bonita y una buena campaña de promoción. Además, los blogueros tenemos aún más posibilidades de caer, ya que se nos ofrecen libros gratis para reseñarlos, y eso es muy atractivo.
Hay que reconocerlo: muchos de los que leéis esto, sobre todo los nuevos, aceptáis absolutamente todo los que os ofrecen, y muchos otros hemos pasado por esa época hará más o menos tiempo. Lo admito: yo mismo pasé por esa etapa, y es que un libro gratis llama mucho la atención, sobre todo cuando empiezas en la blogosfera. Lo malo es que, aceptándolo todo, habrá muchos libros que nos decepcionen.
No podemos quejarnos de que se publiquen malas obras en juvenil cuando nosotros mismos las consumimos, las hayamos pagado o no. Del mismo modo, tampoco podemos ser esnobs y quejarnos de que la literatura juvenil no vale nada si no tenemos ni idea de lo que estamos hablando, aunque esa es otra cuestión.
Por eso yo, desde hace ya mucho tiempo, ni compro ni acepto libros de editoriales sin haber leído unas cuantas críticas antes ni haber comprobado la puntuación que tienen en Goodreads. Los libros son caros, sobre todo en España, y yo no me gasto mi dinero en un libro que tenga menos de un 4 en Goodreads.
Por eso, mi consejo es que seáis selectivos. Se publica demasiado, así que hay que escoger con cuidado los libros que se leen. No os fiéis de una portada bonita ni de enormes campañas de promoción si no habéis leído antes opiniones del libro. No aceptéis todos los libros que os ofrezca una editorial. De ese modo, volveréis a recuperar la fe en la literatura juvenil: se publica mucho, sí, y hay muchas cosas malas, pero también hay muchas joyitas escondidas en los estantes de las librerías. Es cuestión de saber buscarlas.
Y vosotros, ¿qué opináis del tema?