He estado aprendiendo sobre crianza con apego, en brazos, respetuosa, y sus asociados; leo artículos y veo documentales sobre colecho, lactancia prolongada, a libre demanda, etc. Le hago caso a fuentes que me parecen confiables, busco los argumentos en detrimento o en contra, y exploro los comentarios de las personas. Doy gracias a Dios porque tengo conocimiento y criterio suficiente para moverme con soltura entre la información, y porque un poco por mi edad, un poco por mi forma de ser, me asumo con la autoridad para decidir -con mi pareja- sobre la crianza de mi hija. No me abruman las opciones, al contrario; no creo que tenga que saber absolutamente todo sobre todo; tampoco le creo todo tal cual a todos, con lo que no me sucede que construya un castillo de naipes y luego lo vea caerse.
Lo anterior viene a cuenta porque me apena que muchas mamás y papás se sientan mal por decidir sobre su maternidad, su paternidad, y sobre las vidas de sus hijos. También porque denuncio la poca consideración que tienen algunas personas respecto a las situaciones de vida de otras personas. Así que: mamás y papás del mundo: yo los invito a que se preparen lo mejor que puedan para la aventura de criar hijos, se encomienden a Dios y confíen en ustedes mismos. En el mejor de los casos, de cualquier manera, todos vamos a cometer errores, pero con suficiente amor y tiento no tiene por qué ser terrible.
Comprendo la desazón de quienes no se sienten preparados, digamos "en el conocimiento". Me imagino a una mujer que ha parido hace apenas unos días, todavía desgastada físicamente, escuchando que tiene que darle fórmula a su bebé porque está pasando hambre. ¿Qué va a sentir cuando se le advierta que si no lo hace, no solo hará sufrir al niño, sino que pondrá en riesgo su desarrollo, quizá hasta su vida? ¿Va a tomar el riesgo de decirle a una enfermera que no: que ella sabe que la leche tarda días en llegar y que el bebé nace preparado para esos días? ¿Va a decírselo a un médico que ha estudiado diez años para que su palabra valga?
También comprendo la angustia de quienes no quieren "echarlo a perder". Es algo muy grande estar a cargo de alguien más. Estoy convencida de que no puede hacerse sin ayuda, y no veo mejor manera de vivirlo, que de la mano de Dios. Sé que Él da indicaciones precisas cuando se le piden y capacita para las misiones que encarga. Pero los no creyentes pueden encontrar el modo de despertar la confianza en sí mismos que les permita elegir en libertad. Ahora hay movimientos que promueven, por ejemplo, que las mujeres se pongan en contacto con la sabiduría de sus cuerpos.
En cualquier caso, cada cual hará lo que pueda; casi todos, tratarán de hacer lo mejor posible. Seamos gentiles con las personas que crían, porque están enfrente de un paquete del tamaño de la humanidad. En verdad no lo digo por mí. Yo tengo muy asumido que habrá personas que me digan que haré dependiente a mi hija por tenerla en brazos todo lo que ella quiera, que podríamos aplastarla durmiendo con ella, que darle pecho después de los seis meses en realidad no le sirve, y etc., etc. Sobre cada cosa que me diga alguien en quien confío, puedo informarme para contrastar lo que yo he pensado; pero no tengo ningún conflicto con poner mi propio juicio en primer lugar. También estoy lista para ser vista con alguna de las variantes asociadas a no ser "suficientemente buena": sé que con todo cariño me dirán que debería esto o lo otro que no hago, o se espantarán de esto y lo otro que sí hago. Yo lo tomaré en cuenta porque necesitaré aprender muchas cosas de las que no tengo idea, y si resulta que tengo que darme más baños de humildad de los que pensé, no creo que eso dañe mi autoestima. Pero pienso en muchas personas para quienes puede ser muy duro enfrentar al mundo diciéndoles que están mal, respecto a algo que todo el tiempo están preguntándose si estará bien. También pienso en lo delicado que puede llegar a ser el tema para muchas personas: el bebé es su tesoro, por lo que darían la vida, y llega Fulano o Perengano a decirles que lo tratan como perro porque le enseñan a dormir en otra habitación a una hora determinada. Yo puedo pensar que el método Estivill es inadecuado, pero no me atrevo a señalar a un papá y una mamá por usarlo. Mucha gente no solo señala, sino que señala duramente y viendo solamente una esquina del cuadro.
Silvia Parque