Me lo perdí en el Werchter Rock por cosas de los festivales y las actuaciones paralelas, pero esta vez no se me podría escapar.
Segundo día consecutivo de concierto del casi septenario Steven Gene Wold en Vicar Street. Segundo lleno. Dos horas de blues de raíces e historias de vagabundos, de perros y guitarras, aullidos y baterías.
Seasick Steve lució repertorio de calidad y guitarras destartaladas. A una cuerda ofreció "Diddley Bo", la canción con la que rinde homenaje a esa guitarra hecha con una tabla, un alambre y una lata. Y a tres cuerdas, con su Three-String Trance Wonder, tocó Seasick Boogie o Thunderbird entre otras.
Como buen bluesman que es demostró que contar historias (cuanto más tristes mejor) es algo congénito de la música del Misisipi. Entre sus historias cantadas y narradas tuvo una para el público irlandés: fue en Belfast donde después de haber sopesado quedarse en casa, acudió o tocar ante una audiencia entregada a su talento, decidiendo así que seguiría probando suerte. Y ésta llegó, joder que si llegó.
Lo que pasa es que ese sentido del humor pierde un poco la magia si te paras a pensar que el hombre va explotando la historia de su vida en una ciudad tras otra, contando las mismas anécdotas allá donde va mientras se llena los bolsillos con tanto dinero que podría comprar las calles donde dormía. Me parece de puta madre, que conste, pero a la vez un tanto contradictorio.
El batería en cambio no dijo ni mu, un pedazo de percusionista que acabó dejando el escenario al borde del desmayo, así que Seasick Steve tuvo que acabar la labor él solito.
Varios vídeos grabé hasta que Steve me puso en evidencia - con razón - diciendo algo así como: Sin que me parezca mal, no deja de ser curioso ver desde el escenario a un montón de gente que viene hasta aquí para ver un show a través de una pantalla.
Dejo el vídeo de Seasick Boogie, con la que abrió el concierto:
Otros vídeos que grabé:
- Happy (to have a job)
- Thunderbird
- Walkin' Man
- Diddley Bo