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1
No hay enigma. Una tarde fría
una lluvia ciega dura en las espaldas.
Una tarde fría adioses minerales,
exactos, adioses amarillos,
lloran olvido, respiran olvido.
Una tarde fría un azul busca madre.
Hostil sueño de tierra busca madre.
Vale el beneficio de no ser uno mismo,
eliminar los detalles, la soledad que habla,
el límite roto de una sombra.
Una tarde fría
un dolor adrede mendiga un nuestro.
Tú en segunda persona ves la materia,
palpas lo que se muere,
sientes una moneda en la lengua.
Una tarde fría, tú en segunda persona.
Una tarde fría libras el deseo,
la causa de ser a medias,
una vez, dos veces.
A la tercera encuentras una mitad de ti
que no recuerda quién es.
2
Una tarde fría
(y no sé si es un sueño)
veo a mis padres
y a los padres de mis padres
y a los padres de estos y después a más,
a cientos, miles de padres
que a su vez fueron hijos.
(Yo estoy en una playa
y la marea crece)
Una tarde fría
(pero no sé si es un sueño)
el mar viene anegado de brazos y ojos,
brazos violentos, ojos violentos
con la mirada alerta, afilada,
con la mirada que recuerda
ayer, y más ayer.
Una tarde fría
un brazo del mar me envuelve,
me pide que le acompañe,
que sumerja mis dos puños,
que dé mi saliva, mi coraza de piel,
mi atuendo de estar desnudo.
Yo siento su peso triste,
su signo, su ahora,
su espuma de plata hundiendo mis pies.
No quiero ir. Si vienes, promete, tus ojos
serán nuestros ojos.
No quiero ir pero ya no respiro
ni pregunto ni tengo miedo.
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margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">Ilustración: Kim Ho-Deuk, Rapids, 2008