Después de la tormenta siempre llega la calma, o al menos eso cuentan los viejos del lugar. Ahora que parece que mi salud física vuelve a ser buena y mi salud mental sigue cayendo en picado, ha llegado el momento de cambiar de aires unos días.
Me voy a un lugar muy turístico. En busca de playas. En busca de relax. De hecho, voy a ver si soy capaz de encontrarme a mí mismo de una vez, que es una de mis asignaturas pendientes.
Ahora llega la pausa. Llega el momento de hacer un "unplugged" y desenchufar el ordenador de "La Red". Me voy a un lugar en le que ni siquiera hay ADSL. Seguiré escribiendo, y si en algún momento me apetece, me acercaré a un lugar en el que sí que puedo conectar el portátil a la red, y vomitaré todos los pensamientos que haya escrito a mi blog.
Voy a aprovechar a escribir un pequeño relato para un concurso literario para amateurs. Me está enganchando cada vez más esto de escribir. Sé que no lo hago bien, pero sigue cumpliendo su principio básico, que era el de permitirme levantar la válvula y liberar presión.
Voy a tumbarme a la playa, con mi familia. Voy a ver si por fin consigo hacer ese curso de submarinismo tras el que llevo veinte años ya. Cada vez que lo he intentado, algo pasaba para que no pudiera hacerlo. Seguramente alguien pensará que el destino está intentando decirme algo. Pero ya me conoces, si el destino está intentando llamarme, seguramente estaré comunicando.
Si tú también te vas unos días a relajarte y a escapar de la rutina laboral, espero que lo disfrutes. Yo voy a hacerlo. Ni siquiera voy a decirte que lo voy a intentar, porque ya sabes que intentarlo es de perdedores. Yo voy a ir a pasarlo bien. A olvidar...
Si vas al mismo sitio al que voy yo (vale, no te lo he dicho), llámame, si no comunico, nos podemos ver un rato y tomar una sangría...
Nos vemos a la vuelta,