Recapitulemos.
-¿Está Rogelio el ciego?
-Siempre a tu lado, amo.
-¿Está Blanca la de los idilios?
-¡Que te den!
(Como de costumbre, pero está)
-¿Está Irina la políglota?
-No la veo, amo.
-Tu ceguera es tan intermitente como interesada, aunque a estas horas, acabo de darme cuenta, estará impartiendo clases de ruso o de chino mandarín en ese colegio para vástagos de gente adinerada. Bueno, ya llegará. ¿Está Teo el estudiante de Bellas Artes?
-Estoy, señor José, pero ya me he graduado.
-¡Caramba, muchacho, enhorabuena!
-¡No te fíes de él, amo!
-Ni de él ni de ti me fío, no te preocupes. ¿Proseguimos entonces?
-¿Acaso ignora usted, señor José, que nunca segundas partes fueron buenas?
-Lo sé, mi querido Teo, lo sé, pero ya que estamos aquí...