Revista Talentos

Segundo aniversario (o lo que este blog no es)

Publicado el 08 marzo 2011 por Angpama
Segundo aniversario (o lo que este blog no es)
Se cumplen hoy dos años desde que empecé este cuaderno con una entrada en la que daba cuenta de un desafortunado comentario machista, una pequeña pero significativa anécdota ocurrida durante un concierto-homenaje de cantautores murcianos a Luis Eduardo Aute, después de una lectura suya en la universidad de Murcia. Ni esa ni ninguna de las cuarenta y dos entradas posteriores (incluyendo tres que siguen en estado de borradores) da cuenta per se de un denominador común, porque en ningún momento pretendí que este fuera un blog temático al modo de los muchos que conozco y sigo con mayor o menor asiduidadasí que,llegados a este punto, parecía oportuno responder a algunas cuestiones que, directa o indirectamente, se me han planteado desde entonces.
Este no es un blog de actualidad, por mucho que un alto porcentaje de mis horas de consumo televisivo se lo lleven los canales de noticias y las tertulias políticas, y por más que sean los vicios y defectos del sistema político español y de la sociedad que lo sustenta que me molestan profundamente y que con gusto entraría a comentar o debatir (de hecho lo hago a diario con familiares, amigos y conocidos), pero arrogarme el papel de periodista o columnista de opinión pagado de mí mismo (en sentido tanto figurado como real) no es una de mis ambiciones: soy demasiado consciente de mi carácter disperso e indisciplinado como para autoimponerme la tarea de ir dando cuenta por escrito de acontecimientos que van sucediéndose en España y en el mundo a un ritmo tan vertiginoso que puede que en un lapso de tiempo mucho más breve de lo que esperamos o podamos llegar a creer lo hayan transformado profundamente, y mucho me temo que no para mejor.
Aunque en un par ocasiones hablé de fútbol y colgué después un a modo de poema celebratorio de un jugador concreto, este no es un blog de fútbol, un deporte que me gusta pero que cada vez veo menos por la irracionalidad de los espectadores, la brutalidad en el campo consentida o sancionada por los árbitros según de qué equipo sea el jugador, las competiciones adulteradas desde la federación —me refiero al caso español, que es el que conozco de cerca: ¿alguien ignoraba allá por noviembre quiénes iban a jugar la final de la Copa del Rey?—, los locutores que no se molestan en ocultar su afinidad o entusiasmo por una escuadra determinada ni su condescencencia o abierto desdén por el resto, o la rotunda negativa (en pleno siglo XXI) a introducir avances tecnológicos que evitarían situaciones injustas y ridículos bochornosos como el del pasado Mundial (si se introdujera la tecnología se reducirían los "errores" arbitrales y con ellos las posibilidades de amañar desde la federación los partidos, y entonces a lo mejor ganaba la rimbombante Liga BBVA un equipo distinto del Barça o el Real Mierdrid y ¡ah, no, no!, hasta ahí podíamos llegar)... Un deporte, en fin, en el que mandan los intereses económicos, y el dinero prefiere lo zafio, lo gregario, lo manipulable...
No es este un blog de ópera o música clásica (que los hay magníficos, algunos enlazados en apartado propio en el bloguerío de la columna derecha) aunque ambas sean algo para mí tan importante o más que la lectura (en especial desde que mis desigualmente astigmatizados ojos empezaron a frecuentar una amistad tan poco recomendable como la de la presbicia) y haya dado cuenta de alguna producción en cuyo libreto se me invitó amablemente a participar —con un texto que después aproveché para matizar y ampliar aquí— o del fallecimiento de algunos cantantes señeros, cuyas interpretaciones no podrán borrar las buenas o mejores que han venido y vendrán después, porque son —cuando menos— parte de la formación de mi memoria auditiva y el subconsciente tiende a comparar cualquier nueva interpretación de una ópera o pieza musical con la primera que oímos de esas obras.
Y tampoco es un blog de cultura en general ni de literatura o poesía en particular, aunque circunstancialmente haya dado cabida en él a poemas propios o ajenos, o me haya hecho eco de la aparición de los nuevos números de revistas literarias en las que he colaborado, o del libro de algún amigo que tuvo a bien pedirme unas palabras para su presentación. Aun así no es este, desde luego, un blog de libros o —más precisamente— de comentario, reseña o crítica de libros, por las razones que pueden deducirse fácilmente de lo dicho hasta aquí (y en alguna entrada concreta anterior) y otras muchas que tienen más que ver "las numerosas miserias inherentes a la condición humana mortal", por decirlo con palabras de Karol Wojtyła: no soy ningún bicho raro, tengo como todos —aunque a veces pretenda lo contrario— un corazoncito y me importan y afectan las actitudes de los demás o la ausencia de ellas ("for there is only one thing in the world worse than being talked about, and that is not being talked about"). 

Faltaría —con todo— a la verdad si no dijera que, a lo largo de este tiempo, algunos poetas, sin pedirme ni sugerirme explícita o implícitamente que escribiera acerca de ellos en el blog, me han hecho llegar amablemente sus libros —la mayor parte de los cuales leí (y el resto sigo leyendo) al ritmo que la vista me permite— y no quiero dejar de siquiera mencionar aquí sus nombres: son (por orden alfabético) Virginia Cantó, Juan de Dios García, Antonio Llorente Abellán, Mario Lourtau, Antonio Marín Albalate, Cristina Morano y Alfredo Rodríguez. Alguno además me ha hecho llegar no sólo sus propios libros sino también los de otros poetas, bien porque me haya oído mencionarlos o porque pensó que me gustaría leerlos, y así llevo estos días con las últimas entregas de José María Álvarez y José Daniel García a cuestas...
Una pequeña pincelada biográfica para terminar. No soy ningún santo y a veces me autoengaño fingiendo que carezco de principios. pero quienes me conocen bien saben que alguno tengo, que soy profundamente fatalista (y por ende vistalista), que me he ido volviendo con los años cada vez más esquivo y taciturno y que he perdido casi por completo la fe en la amistad entre muchas otras cosas. En eso andamos, en el casi...

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