Revista Diario

Seis años son algo.

Publicado el 20 febrero 2012 por Rizosa
Le conocí alrededor de las doce y media de la noche. O de la madrugada, como queráis llamarlo.Estaba en un botellón con mis amigos de toda la vida allá por 2006, exactamente el 19 de febrero, maldiciendo en voz alta por el frío y pidiéndoles a mis colegas que por favor nos fuésemos ya a bailar, que estar de pie en mitad de una plaza me mata.
Y entonces Anselmo se me acercó y me lo presentó. Este es Alberto, bla,bla. Dos besos, sonrisa correcta, encantada. "Ah, y que sepas que él es otro friki, como tú".Y vaya si lo era. Tardamos muy poco en entendernos y en nada y menos se asentó la base de una amistad que duraría hasta hoy. Seis añazos, ya. 
Lo que yo no sabía por entonces era que aquella amistad cambiaría mi vida. En realidad, cuando conoces a alguien especial... tarde o temprano te cambia la vida. Te influye, te aporta cosas, te enriquece, como las pastillas esas para el caldo. 
Y Alberto, como decía, ha cambiado mi vida. 
Si no le conociese puede que ahora mismo no estuviese escribiendo en mi blog. Gracias a nuestros piques por ver quién tiene más visitas, a sus comentarios, a sus ideas, a sus fotomontajes, a su constancia (en mi blog y en mi día a día, en general) a su paciencia,  a su ayuda con el diseño de la plantilla de Una de Rizos... es que sigo yo aún aquí. ¿No os ha pasado nunca que le pedís a un colega que se apunte con vosotros a un gimnasio, porque sabéis que solos vais a dejar de ir? Pues lo mismo me ha pasado a mí con   mi blog. De no ser por Al, seguramente me habría cansado hace mucho tiempo. 
Si no le conociese no sería ultrafan de LOST. Es más, lo más probable es que ni siquiera hubiese visto la serie jamás. No habría pasado los tan buenísimos momentos con mis colegas cada noche de emisión, teorizando y riendo a carcajadas con una pegatina de Dharma en la solapa. No habríamos publicado aquel post conjunto acerca de Las 130 respuestas que les exigimos a los guionistas de LOST que hizo que nuestros blogses saltasen al estrellato. No conocería el You all, everybody, ni lo cantaría mientras conduzco por la autovía.
Si no le conociese me reiría un poquito menos. Sería feliz, sí, porque soy de carácter optimista y me cuesta poco ir dando saltitos por la vida cual Bambi, pero si Al no estuviese en mi vida los saltitos serían un pelín más pequeños. Gracias a su sentido del humor he acabado en más de una ocasión a carcajada limpia, lagrimones incluídos. No importa lo mal o triste que me encuentre: es llamarle y sonreír. Siempre tiene la frase justa, la palabra exacta, la ocurrencia perfecta para quitarle hierro a lo que sea y hacerme sentir mejor.
Si no le conociese no seguiría teniendo contacto con mi grupo de amigos de la infancia. Él ha sido siempre el mediador, el pacificador, el que me ha hecho ver las cosas de otra forma y ser menos destroyer. El que da los mejores consejos, aunque luego no sea un hacha aplicándoselos él mismo. Si no le conociese no tendría esperanza en la amistad, a fin de cuentas. Sé que a veces pasa mucho tiempo sin que nos veamos y que soy una vaga dejada que podría poner más interés en ello... pero él siempre será mi mejor amigo, a pesar de todo. Aunque discutamos porque pensamos de formas muy diferentes, y nuestras manías y miserias propias a veces choquen entre sí. A pesar de todo, hubo un día en que tenía que elegir, y me eligió. Quiso seguir a mi lado porque le compensaba. Y desde entonces no se ha movido de ahí... a una llamada de distancia.
Si no le conociese no existiría el Madrid Eurovisivo, ni las ferias con Uranga, ni la mecedora encantada del botellódromo, ni las botellas Dharma, ni las llamadas telefónicas de dos horas, ni los combos comida+cine (no conozco mejor compañero de cine: contigo puedo llorar o taparme con el abrigo y sólo te ries de mí un ratito chico... lo justo, vaya), ni las tradicionales celebraciones anuales de cumpleaños justo antes de Nochevieja, ni la Trashumancia Real, ni el Back to the Galvez, ni la Guerra con Rubias que sólo él comprende, ni el Miss&Mister Blogger, ni la Guía de Supervivencia Zombi a las cinco de la madrugada, ni el Último Superviviente en el Real, ni las 14.756 fotos que él me hizo en las que salgo maravillosa, ni sus hilarantes fotomontajes con mi mismidad, ni la etiqueta "Albret" en este blog, ni las tardes de charla con Mae, ni Ojos Bizcos, ni el post que escribió su becario Kevin en Una de Rizos... cuando yo me fui de vacaciones,  ni el meme de Mis Amores Platónicos. Tampoco sabría que se puede cenar bocata de mortadela todos los días durante años sin morir de colesterol, ni que cualquier pedacito de cuero de la chaqueta es sumamente importante, ni que trabajar de repartidor de publicidad puede ser peligroso para la salud, ni que algunas puertas se abren para adentro, ni que hacer haikus en las bodas es una gran solución para el aburrimiento, ni que se puede jugar al WOW durante días sin salir de la zona inicial ni subirte habilidades, ni que la oveja de mi blog sacaría del ring a una rubia a base de culazos.  
Si no te conociese, Al, no tendría nada que celebrar hoy y no te escribiría este post. Pero seis años son muchos, aunque comparados con los que (espero) están por llegar no son nada.  Y ¡vete a saber cuántas anécdotas, miserias, carcajadas y miradas cómplices nos quedan por vivir y despellejar en nuestros blogses!
Un besazo y muchas gracias. Por todo, y más :)
Seis años son algo.

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