Revista Talentos

Selección de haikus y pequeña reflexión

Publicado el 12 diciembre 2012 por Mucipa

Hacía un mes que no actualizaba el blog y nada queda más lejos de mi intención que escribir aquí cada tanto tiempo, hace días que siento la necesidad de sentarme y compartir unos haikus con vosotr@s, además de que lo prometí en alguna de mis entradas anteriores. NO me he olvidado, simplemente el trabajo me ha quitado un tiempo hermoso para dedicaros más entradas a esos amigos virtuales que casi no he visitado en el último mes y a los que ya echaba de menos. Para mí el blog es para dedicarle tiempo cuando se tiene, me gusta sentarme delante del ordenador y disfrutar del contenido de cada post. Ese tiempo necesario que merece un blog no lo he tenido desde hace unas semanas, por eso he estado un poco desconectada últimamente, durmiendo pocas horas y dejando a punto el inicio de un curso que ya se acerca al final del primer trimestre. No obstante, aquí estoy ahora que ya tengo las notas puestas y preparada la actuación de villancicos en la que cantarán mis alumn@s la semana que viene. Ha sido una época de elaborar partituras y de muchos ensayos y espero que dé su fruto. Bueno, no me enrollo más.

Selección de haikus y pequeña reflexión

(imagen extraída de google)

Del libro que ya os nombré Los más bellos cuentos zen seguido de El arte de los haikus, os traigo aquí algunos de los más bellos haikus que he encontrado y que ahora os transcribo:

Incluyo a continuación una aclaración sobre el haiku que aparece en el libro citado y que considero realmente interesante para tod@s aquell@s que amamos la poesía y nos atrevemos de vez en cuando a elaborar algún haiku:

"No todo poema de tres versos es un haiku. No basta evocar la naturaleza, los animales o las estaciones [...] El autor de haikus tiene que renunciar las más de las veces a los adjetivos, y siempre a las metáforas, a las florituras [...]. Trabajo de desnudez. Tiene que captar con fuerza la imagen, reunir en su mano el presente entero y dar paso al silencio [...] El autor de haikus tiene que esperar el momento privilegiado y no esperar nada, estar vigilante, acoger. Emplea a veces la risa, la sorpresa, la trivialidad y todos los medios hábiles en la tradición del Zen para centrar en el instante que pasa la atención distraída, nuestra mente vagabunda. Cada cual, al leerlo, encuentra su camino, su relámpago [...]."

Y, por último, otros cuatro haikus, cuatro imágenes impresionantes:

"El ruido de mi paso desaparece, la palabra de los haikus se disipa en la luz y el silencio..." (ésta es la última frase del libro de Henri Brunel).


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