Que las imágenes hablen por sí solas.


Hay cardos grandes:

Más altos que yo. Cardos pequeños:

Y cardos que empiezan a brotar:


Pero lo que más me sorprendió, fue que en medio de esta selva de cardos, habían crecido a duras penas otras plantitas.


O estas margaritas:


En grupos numerosos:

Incluso un ramillete de espigas de trigo:

Estuve entretenida sacando fotos mientras fumaba. Observando cómo la naturaleza se abre paso cuando nada se lo impide. Si se la dejara, los cardos entrarían en la casa y colonizarían habitación por habitación. Cuando mi madre ya no esté, tal vez lo hagan.