Selva Encantada: una eco-comunidad concebida por depredadores inmobiliarios

Publicado el 22 julio 2009 por Antonio @SelvaNuestra
Las áreas naturales, dedicadas al turismo verde, atraen cada vez más a los inversionistas inmobiliarios. Así, en estos espacios florecen numerosos “eco-proyectos” en detrimento de los ecosistemas. Podríamos pensar que ante la urgencia de preservar los sitios naturales, estos proyectos responden al inevitable crecimiento económico ajustándose al mismo tiempo al desarrollo sostenible, pero en este caso no.
¿Pero cómo juzgar la viabilidad de un proyecto diferentemente que confiándose en su “eco-propaganda”? Tendería a pensar que ningún proyecto inmobiliario de esta importancia puede fundirse en un sitio natural.
Selva Encantada, un desarrollo residencial en armonía con la naturaleza
El proyecto inmobiliario “Selva Encantada” que pertenece a la sociedad Tierra de la Alegria S.A se sitúa en los alrededores del Refugio Nacional de Vida Silvestre gandoca-Manzanillo en la región de Talamanca al sur de Costa Rica, una región muy conocida por sus bosques aún intactos y su riquísima biodiversidad. Desgraciadamente, Talamanca no escapó a la economía mundial y su letal desarrollo. Su atractivo turístico finalmente habrá atraído los oportunistas que sustituyen, poco a poco, al bosque tropical por condominios, hoteles y chalets privados.
El 14 de noviembre de 2006, el Diario Oficial (La Gaceta nº218) publicaba la creación de treinta sociedades anónimas, cuyo Selva Encantada S.E., perteneciendo a cuatro asociados de diversas nacionalidades, el tipo de inversionistas extranjeros del que la naturaleza se pasaría. El año siguiente, un amigo, vecino de un terreno adquirido por la sociedad Selva Encantada, observaba con amargura camiones saliendo transportando gigantescos troncos. El proyecto Selva Encantada veía el día, aunque en Costa Rica, los bosques, que estén o no situados en áreas protegidas, deben preservarse según legislaciones bien específicas cuanto mas si adentro se encuentran nacientes, pero desgraciadamente las legislaciones raras vez son respetadas.

‹‹Lo que nos diferencia del resto de los desarrolladores, es que hemos reservado una selva primaria de 20 hectáreas, dedicada estrictamente a la preservación. Este bosque es inalienable y todos los propietarios tienen derecho a disfrutarlo››.
¿Y cuántos hectáreas de bosque inalienable se destruyeron para este proyecto? Probablemente más del doble, como se puede apreciar en los montajes fotográficos (obtenidos con ayuda de Google earth).

En la actualidad, Selva Encantada se halaga de minimizar sus impactos en el medio ambiente y la fauna local. Siendo demasiado a menudo testigo del comportamiento codicioso de los inversionistas y sus consecuencias por las degradaciones ambientales (inundaciones, erosión del suelo, desaparición de especies vegetales y animales), no puedo repeler escalofríos cuando descubro en Internet, propagandas falsas como las de Selva Encantada.
¡No caigan en esas trampas!
Si les gusta la naturaleza y que desean vivir ante ella, entonces adapten sus proyectos a sus terrenos y no los terrenos a sus proyectos, eso seria preservar.
Una pequeña información que me debo de compartir: Uno de los asociados del proyecto Selva Encantada era aún recientemente agente inmobiliario (y propietaria de la agencia) y aconsejaba sistemáticamente a sus clientes talar su terreno y desecarlos para venderlos mejor, que estuvieran en superficies protegidas o no… Debo precisar que aquí, todas las agencias inmobiliarias son los principales depredadores de Madre Naturaleza y revenden incluso, sin ningún escrúpulo, los terrenos del Estado. La asociada “x” por otra parte no se obstruyó y revendió, además de su agencia inmobiliaria, su hotel encontrándose sobre la Zona Marítima Terrestre (propiedad del Estado). No podía pues sino reaccionar a Selva Encantada, este eco-proyecto aplicado por "anti-ecos" que, en su sitio Internet, tienen la audacia de comunicar su interés para ‹‹preservar lo que permanece de nuestro planeta››. Efectivamente, tienen todos un mismo interés, pero seguramente no es de proteger el medio ambiente.