No, no, no y no. Casi siempre soy de las que pasan por todas las fases del proceso de decisión de compra del consumidor de forma intensiva. Sí, soy perfil tipo y nefasta en la cocina. Siempre tuve claro que no era de las que se gastaban 1.210 euros en una Thermomix porque sabía que jamás la iba a amortizar pero al parecer también soy perfil de persona a la que regalarle este tipo de instrumentos. Ahora me encuentro en la semana 1. En la fase que yo llamo "negación". Ya se fue la presentadora con su excelente pisto y su fácil manejo de los instrumentos ¿o habéis fijado que mientras cocinan van fregando para que luego no veas que se han manchado otras cosas? Son muy listas y eficaces!
Nuestro primer intento fue un brillantísimo pollo al chilindrón, tras descubrir que chilindrón no era fruta ni verdura ni cosa que se compra en el super, sino un tipo de guiso que por cierto nos quedó riquísimo entré en un proceso de enamoramiento que duró poco. Duró hasta el día siguiente. ¿Cómo que con la Thermomix no se pegan las cosas ¡mentira! Mis primera judías verdes se quedaron pegadas. ¿Cómo que es facilísimo y sólo tienes que seguir las instrucciones? Cuando sigues los discos que vienen si, pero cuando buscas por internet... ayyy, ahí tenemos el mayor hándicap, las señoras aspirantes a MasterChef que ponen en sus publicaciones " hornear al gusto" ¿"gusto" a cuánto tiempo y calor equivale?
Esta es la prueba de que, al menos en la primera semana: Thermomix 1 - Silvia 0
(La carne, de un sospechoso color anaranjado, simplemente sabía raro y no se pudo comer)