Ella no era como la otra.
Era también una mujer de bandera aunque en sentido distinto de Isabel.Era brava, como ella, pero carecia de la dulzura y el amor a los demás de Isabel. Valiente, mandona, antipática- jamás reía, ni siquiera sonreía- era seca, adusta y no sabía querer.
Quizá fue una niñez llena de privaciones o la falta de amor de sus padres lo que la hizo así. No lo se, desconozco todo de su vida de niña, de adolescente y de joven. Pasó las penurias de una infancia dura y pobre y quizás fue esto lo que la hizo tan dura y e impermeable a los sentimientos. Pero con toda probabilidad algo influyó de tal modo en su ser que le impidió querer a los demás durante toda su vida.
Se quería a sí misma y únicamente manifestó algo de afecto- o quizás no fuera eso- por algunos de sus hijos-no todos-. Nunca quisó a los otros y respecto a su marido, se limitó a tenerlo y a estar junto a él- las convenciones de la época tampoco le permitían otra actitud- y cumplir su papel esposa y madre de cara a la galería.
Como madre no fue buena. Cierto que crió a sus hijos, les dió cobijo, educación y alimento, pero ni un atisbo de cariño, ni un beso, ni una sonrisa, ni un abrazo sentido, ni un ¡enhorabuena! o ¡felicidades!. Tampoco quiso a sus nietos, es más, no sabía ni los que tenía y de los que reconocía nada sabía ni le interesaba sobre sus vidas, a algunos los ignoraba de tal modo, que obviamente no la querían lo más mínimo. Hizo suya la frase aquella de: "los hijos de mis hijas nietos míos son, los de mis hijos los son o no lo son" que siendo su nuera joven y tonta- como dijo ella misma en alguna ocasión- le espetó en una ocasión ante su estupor, perplejidad y azoramiento- entonces no se respondía a las suegras, te callabas y punto.
Durante años no se habló con este o aquel hijo, en alguna ocasión la distancia duró veinte años, dolorosos para el hijo, indiferentes para ella que con sus otros hijos-a los que si consideraba- se sentía entera.
Vivió muchos años y nunca hizo el bien. Enfrentó a los hijos unos contra otros, favoreció algunos de ellos "ad infinitum" en perjuicio de aquellos que- finalmente y porque en ellos si que había rastros de humanidad y compasión- se apiadaron de ella y la perdonaron. Quizás al final de su vida confiaban en que iba a tener un rasgo de madre con ellos.
No lo tuvo. Murió soberbia y sembrando cizaña.
Hizo sufrir tanto a algunos de sus hijos que los que quedaron ni siquiera la recordaron y los nietos- la mayoría de ellos- se positivamente que nunca la olvidarán, no por bien sino por todo lo contrario, para evitar quizás llegar a ser algún día como ella.
PD: Físicamente, me contaron, era una mezcla de la Reina Victoria de Inglaterra, la "collares" -Carmen Polo con quien tenía un extraordinario parecido- y la mujer de la foto que encabeza. Su rostro denotaba soberbia y ¿odio? ¿rencor? ...no lo se exactamente pero era un rostro feo, no por no agraciado- que no lo era- sino por lo que se veía más allá de su cara.