La solución de la tercera horizontal era facilísima, pero me daba vergüenza decirla con mi padre delante. Hasta se había saltado la definición adrede. Y nada, ahí seguíamos los dos disimulando con la “Operación crucigrama”, sabiendo que resultaba imposible continuar. Ninguno podía pensar ya en otra cosa, y la palabra provocaba el blanqueo de las demás casillas. Por suerte, llegó mi hermana al rescate.—¡Vaya rollo! —exclamó—. ¿Por que no jugamos todos al Tabú?
NiñoCactus