Al norte de Europa los nórdicos festejaban el solsticio de invierno, cuando el dios Frey renacía año tras año y aseguraba la fertilidad de la Tierra. Un árbol, generalmente un roble, era elegido para ser ornamentado y llevar a cabo la festividad con cánticos y danzas, que fueron cercenados por los cristianos cuando comenzó la evengelización. Así el pagano roble fue sustituido por un pino, árbol perenne que por su condición se vinculaba a la vida eterna de Cristo.
El parto de la Reina de los Cielos y el nacimiento del Dios solar integra la cosmogonía de pueblos tan diversos como egipcios y aztecas, hindúes e incas, griegos y sirios. En todos los casos, una virgen es la encargada de portar en su cuerpo al nuevo iniciado, pero el sentido católico de la virginidad también fue tergiversado y resultó producto de un concilio: virgen es aquella que se pertenece a sí misma y, como tal, posee la enorme responsabilidad de dotar de cuerpo físico al salvador de la humanidad.
“Señora de la Nochebuena / Señora del Silencio y de la Espera / esta noche nos darás otra vez al Niño…” ha escrito Eduardo Pironio en homenaje a la Madre de la Luz. Agradezco a mi querida Adri la inspiración y reproduzco la imagen de la Virgen, cuyo autor desconozco, para que acomoañe a todos en la noche más trascendente del año, desde tiempos inmemoriales.
Feliz Nochebuena y buen comienzo de Navidad, familia de la blogósfera.
La boda de Lila
Pese a la desazón inicial de la novia debido a las contingencias climáticas que tornaron un día de comienzos de verano en una jornada inclemente y casi invernal, la ceremonia se llevó a cabo sin los embates del viento huracanado que comenzó a soplar horas más tarde, cuando todos los comensales nos encontrábamos a buen recaudo en el salón Cristóbal Colón.
Toda boda tiene sus complicaciones, que en el momento parecen obstáculos insalvables y luego se recuerdan con una saludable dosis de humor: en este caso, la novia arribó casi una hora después de las 20, cuando debía comenzar la ceremonia a cargo de la oficial del Registro Civil convocada para la ocasión. Vero empleó todos los artilugios posibles para retener a la irascible funcionaria, quien finalmente pronunció las palabras previstas para declarar a Lila y José marido y mujer.
Pero la verdadera ceremonia, una unión centrada en los cuatro elementos como aglutinantes energéticos del sentimiento, fue llevada a cabo por Vero con enorme emoción: tierra para los cimentar el hogar, agua para aprender a fluir en las diferencias, fuego para mantener activa la llama de la pasión y dos globos unidos lanzados al aire con las bendiciones silenciosas de los presentes.
Las fórmulas nunca pueden superar a los sentimientos, entonces quienes asistimos a la boda nos llevamos las palabras de Vero en el corazón. Desde aquí renuevo y reitero las bendiciones para Lila y José y les deseo una buena vida bajo la protección poderosa de los cuatro elementos.
Agua de Turmalina Negra
La Tierra, pródiga en aromas y fragancias, ha sido la inspiración de alquimistas y hechiceras desde tiempos inmemoriales. La elaboración de filtros y elixires no apuntaba a perfumar solamente, sino a transformar energías a partir de las esencias proporcionadas por el alma de la Naturaleza. Esta es la tradición respetada a rajatabla por Aromas Divinos, una tienda mágica situada en el enclave peculiar de Capilla del Monte, donde el cerro Uritorco rige la vida y el cosmos.
Marcela, en una de sus acostumbradas visitas al templo zen situado en las profundidades de este cerro peculiar, retornó provista de aguas energéticas elaboradas por el alma mater de Aromas Divinos. La Turmalina Negra equilibra el aura, transmuta las vibraciones energéticas positivamente y protege de energías densas; habida cuenta que he agotado la provisión en estos días, resulta imperiosa una escapada hacia aquellos lugares inolvidables.