El otro día me convertí durante un rato en senpai.
Senpai, dentro de la cultura japonesa viene a ser algo así como un mentor, aunque según en que sitios pueda tener alguna responsabilidad adicional.
Kōhai viene siendo algo así como un protegido, un estudiante, o en general alguien que aún está verde o tiene poca experiencia/conocimientos en algo.
La entrada en español sobre la relación entre Senpai y Kōhai es sorprendentemente buena y merece la pena si queréis profundizar más en el tema. Zordor también habla sobre eso en su podcast.
En fin, como iba diciendo el otro día en Karate me nombraron senpai. Normalmente llego siempre a las clases antes de tiempo que suelo pasar calentando y estirando. De no hacerlo las agujetas del día siguiente son bastante duras y ya me he lesionado alguna vez por entrenar a lo bestia. (Recordatorio de que ya no tengo 20 años)
Antes de la clase de adultos está la clase de los pequeños, y como aquel día había un montón de chiquillos que acababan de comenzar me encargaron enseñarles el primero de los katas. Así que el profesor me nombró senpai delante de los chavales sin previo aviso alguno.
Ahí estaba yo, delante de unos 15 pequeñajos mirándome con cara sospechosa y yo con mi cara de gaijin pensando en cómo iba a salir de ese aprieto.
Pero bueno, karate es karate, así que tras hacer la reverencia que marca el protocolo me puse con la tarea.
La cosa es que después de la primera ronda noté que me miraban todos aún con cara mas de sospecha, y uno de los chiquillos me dijo, que me había saltado un paso… y lo peor es que era cierto!
Soy un mal senpai, que le vamos a hacer.
Lo que me llamó la atención fue que, aunque el chiquillo tenía razón, una de las niñas le dijo que no había que corregir al senpai!
Eso me dio que pensar al respecto. En esta ocasión era una situación bastante inocente, se solucionó simplemente diciendo que tenían razón y repitiendo el kata, esta vez sin errores, una y otra vez.
Al cabo de un rato la mitad de ellos ya lo iban haciendo mas o menos con soltura y lo tomé como mi pequeña victoria de senpai.
Sin embargo, eso de no corregir al senpai, aunque se equivoque, extrapolado a otros aspectos de la sociedad japonesa, me da que pensar.
Otro ejemplo sobre lo profunda que corre esta relación entre senpai y kōhai (al menos en lo relativo a Karate) lo pude comprobar hace unos meses cuando Iván vino de visita.
Iván me contactó por mail hace algún tiempo preguntando a cerca de la posibilidad de entrenar durante algunos días en Japón. Resulta que practicamos el mismo estilo de karate y tenía curiosidad por saber como sería el entrenamiento en Tokyo. Yo pregunté por aquí y me dijeron, como era de esperar, que no había problema.
Cuando llegamos al dojo, una de las primeras preguntas que le hicieron fue el lugar en el que entrenaba en España y su profesor.
Yo traduje lo mejor que pude las preguntas, pero me dio la sensación de que realmente querían saber si había algún maestro en común entre las dos escuelas. Y resultó que no sólo lo había, si no que el maestro del profesor de Ivan en su fue senpai del director de mi escuela cuando comenzó a practicar Karate.
Así que no sólo entrenó con nosotros, sin o que el director de mi escuela se puso uno a uno con él a practicar katas durante toda la clase. Y acabada la misma nos llevaron a cenar!
Fue durante la cena donde nos explicaron cómo estaban relacionadas ambas escuelas, cuales de los maestros japoneses se habían ido a enseñar a España y otro par de anécdotas que les habían sucedido durante sus años mozos.
La cena fue entretenida y la verdad es que comimos bastante bien. Pero lo mejor es que pude aprender un poco más sobre lo intrincado de la relación entre senpais y kōhais.