Pues eso, que el lunes Valeria se quedó sentada por primera vez. La senté en el mostrador de la farmacia y para mi sorpresa se sujetó sola, así que la solté y ahí se quedó, derechita y encantada... solo unos días antes no se mantenía, se lanzaba hacia adelante y hacia atrás a coger cosas, y de repente adquirió esta nueva habilidad. Así son los niños, de un día a otro dan pasos de gigante...