Revista Literatura

SENTADA ENTRE MIS PIERNAS (prosa poética)

Publicado el 07 noviembre 2013 por Azulplata

SENTADA ENTRE MIS PIERNAS (prosa poética)
Música de fondo:

SENTADA ENTRE MIS PIERNAS
  Cuanto echo de menos aquellas tórridas tardes de verano, las tranquilas y apacibles del otoño, las primaverales tan alegres y hasta las frías del invierno, en las que siempre que llegabas y, con ganas me buscabas, aunque bien sabías donde estaba. Con sutil sonrisa a los ojos me mirabas y hasta el tuétano del alma me llegabas. Cuanto echo de menos aquella forma de llegar, al salir de trabajar. Siempre me encontrabas en el que era nuestro lugar. Sentado en mi sillón, en el despacho, frente al ordenador. Después de tu mirada al sillón girabas, quedando frente a ti con mis piernas aireadas, donde sin dudarlo en una te sentabas.

   Abrazados entre sonrisas, entre cálidas miradas, nuestras almas se reconfortaban, hablando sin cesar de las cosas cotidianas que en tu día te acompañaban y de las mías que, entre letras se plasmaban. Entre risas, dulces besos y palabras, poco a poco, el deseo afloraba, un brillo en los ojos nos delataba. Sentía como tu mano por mi pierna ascendía, sin dejar de mirar a mis ojos con alegría. Mi sangre hervía cuando jugabas con tus dedos por encima de la tela encendida que sin reparo me cogías. Mi mano en tus rodillas las piernas te abría, tus labios a los míos abrasaban entre suspiros y delicias cuando sentías tu humedad y que el miembro me crecía. Entre tus piernas mi mano te poseía, mientras problemas del día se resolvían, entre los dos, entre mil besos y dos mil caricias las penas del día perecían.    Tus braguitas con suavidad, sutileza y elegancia descendían, sensación liberalizadora que por dentro te encendía, despojándote de límites y de reglas tuteabas a la decencia, asiendo, tanteando, tomando, tocando, palpando, moviendo y meneando la pétrea dureza que con ansiedad y fuerza mi miembro exhibía, sin pudor ni miedo, dueño del tiempo al que detenía y, esclavo del deseo  en él que moría, roto por mil y un lamento, suplicando que no cese el tacto de tu mano, deseando que te sientes entre mis piernas liberadas de toda tela que las tape y las apriete. Ser hombre en una mujer es adorarla como diosa de mis entrañas, amarla por ser la parte que me falta, desearla por ser la meta que nunca alcanzas y jamás se sacia pues por mucho que la tomes, la tengas, la poseas y la satisfagas siempre te falta.   Cada tarde el aire me ahoga cuando la hora de tu regreso se acerca. Arreglábamos tantas cosas que hasta la vida nos cambiaba. Ahora, en esta soledad que me embriaga, me doy cuenta que nunca físicamente has estado, pero los dos sabemos que sentada entre mis piernas estabas.
AZULPLATA
SENTADA ENTRE MIS PIERNAS (prosa poética)

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